Todos los capítulos de Amor imperdonable de un millonario: engaños y pasiones : Capítulo 41 - Capítulo 50
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Deivis no te mueras
Cerró la puerta y luego me entregó el agua. Tome el agua con ansias tanto así que llame la atención del gorila. -Tenías mucha sed, claro, quien te manda a hablar tanto. -Muchas gracias-le entregó el vaso con las manos temblorosas, mi cuerpo esta muy debil. -ilota, hueles muy mal-Dijo el gorila tapando su nariz-Apestas a gusanos-La verdad no sé a qué huele un gusano. -No es mi culpa que ustedes no me dejen que por lo menos haga mis necesidades-me excusó. El gorila miró hacia alrededor, y asintió.-No soy quien toma las decisiones, es el jefe, y si él no te ha puesto una habitación con baño no es mi culpa. Aproveche que él estaba mirando para otro lado y le lancé una mirada matadora, juro que si las miradas matarán él estaría muerto. -Listo, ahora sí me voy, y ojo en abrir la boca, no tengo paciencia, y juro que si vuelves a molestar de nuevo te romperé un hueso-Nada más sirve para amenazar y ya, eres un bueno para nada, un cabrón que solo sigue órdenes. Me recosté en la cama y col
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llegando a casa de la amiga
Ya te dije que ese mocoso no es mi hijo.-¿Entonces de quién?-mis manos tiemblan y la escopeta pesa muchísimo.-Si no es del difunto Ramiro, me imagino que es de otro hombre que obviamente no soy yo. -Amor mío, entiende que no he estado con más nadie, solo tú… Mi vida. -Coral, mejor cállate, ¿No ves que me es difícil creerte?-Claro era de esperar que él aún está dolido, y la causante de todo eso, he sido yo. Noté como sus bellos ojos se hacían agua y esa imagen dolió en el fondo de mi corazón, tenía ganas de darle un abrazo. Pero en el fondo tenía el temor de que me hiciera daño. -Deivis, lo sé, y créeme que no ha sido fácil para mí durante todo este tiempo, mi vida no ha tenido sentido desde que te marchaste por aquella puerta en el hospital. -¿Y crees que para mí sí?-Agacho su cabeza. -Amor, acabemos con todo este calvario, volvamos a ser felices como antes. Levantó su cabeza y me miró, sus ojos estaban demacrados y reflejaban una cruda tristeza, y su boca estaba morada, ya no
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Tanto que contarte
--¿Papi?. -Si, mi papi tiene un auto muy grande-Entonces eso era lo que quería decir.-Entonces vamos hacia la casa de tu padre. La niña sonríe y me tomó de la mano para luego caminar juntas hacia la entrada de su casa. En cuanto iba a tocar la puerta la niña se adelantó y gritó. -¡Papá!-Mire a la niña de inmediato y ella sonrió con una sonrisa muy hermosa aunque a sus encías le faltaban unos cuantos dientes. No pasaron ni cinco segundos cuando la puerta se abrió dejando ver a un hombre de aspecto viejo. Casi que un anciano. -¿Dime hija?-El hombre rodó sus ojos grises hacia la pequeña criatura.-Papi me he encontrado una amiga en el camino-El viejo rodó sus ojos ahora hacia mí, me miró con muchísima atención y luego sonrió. -Me alegra que mi hija haya encontrado una amiga.-Hola señor. Bueno en realidad estaba buscando una salida para tomar un taxi y bueno…Me tope con su hija y ella me dijo que usted tenía un auto-Solté la bomba no podía quedarme ni un segundo más con ellos, de lo
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Maltrató
Coral… Desperté luego de escuchar la voz de Anastasia, me levanté de golpe mientras limpiaba la baba que colgaba en mi boca-Lo siento… No quise asustarte-En realidad desperté con temor, estaba soñando que era atrapada y maltratada por Deivis. -No te preocupes, suelo tener pesadillas, y gracias a ti, me evite una-Sonreí para no hacerla sentir mal.Anastasia se sentó a mi lado y sonrió-Prepare unos cangrejos, son tus favoritos, ¿lo recuerdas?-Ah, ahora que lo recuerdo, amo el cangrejo, y vaya que ella se ha acordado, creo que ella siempre fue una gran amiga es solo que nunca la supe valorar. -Muchas gracias, hacía tiempo que no los probaba. -No se diga más, ahora los comeremos juntas. Ambas nos dispusimos a comer…estaba muy delicioso todo. -No has perdido tu hermosa sonrisa Coral-Halaga Anastasia mientras me pasa unas servilletas para limpiar mi boca. -Muchas gracias por todo lo que ha hecho Anastasia. -No te preocupes, sabes… algo dentro de mi corazón me decía que tú ibas a volver alg
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extorsión
Me mire en el espejo y vi como mi panza estaba creciendo, mi hijo, está avisando que muy pronto va a salir… Imagino lo feliz que sería ver a Deivis tomar a nuestro bebé dentro de sus brazos. Pero él no cree que este bebé es de él, dice que es de Ramiro que de por cierto, no sé nada de él. Solo sé que Deivis lo tenía bajo su mando, no quiero imaginar todo lo que ha tenido que vivir el pobre Ramiro por mi culpa. -¡Coral!-La voz de Anastasia me saca de mis pensamientos-¿Estás lista?-Preguntó mientras entraba al cuarto viéndome con esos ojos llenos de vida. -Si, ya estoy lista.-Coral, acompáñame a comprar unas verduras para hacer unos batidos está noche.-Está bien-Sonreí al mismo momento en el que salía del cuarto. -Vamos al garaje. Ambas nos dirigimos hacia las afueras de su casa para así entrar al auto, el cual emana un olor a clorox.-Siento mucho el olor a clorox, es que se subió mi mascota e hizo pipí-Solté una risa y de inmediato le preguntó. --No me habías dicho que tenías mas
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nacimiento de Alan
¡Ah!-Me quejo tras sentir una punzada.-¿Qué te pasa coral?-Preguntó la niña tirando la peinilla a un lado y poder enfocar su atención en mi.-Me duele mucho…-No te preocupes, voy a avisarle a mamá-La niña salió corriendo escaleras abajo mientras gritaba a su madre-¡Mami coral no se siente bien!. Me tumbé a la cama con dolor, me quejé una y otra vez. -¡Coral!-Anastasia de inmediato me ayuda-Vamos al hospital, tal parece que Alan está apunto de nacer. Al escuchar eso el dolor que tenía se volvió más fuerte, ha llegado el momento que tanto esperaba, el nacimiento de mi hijo. Me levanté de la cama a duras penas y Anastasia me ayudó colocando sus manos por encima de mis caderas, no podía ni siquiera caminar. -Nidia toma el bolso del bebé y sube al auto junto con tu hermano. Esperen a mami allá dentro-la niña tomó el bolso en el cual tengo las cosas de mi hijo y salió mientras llamaba a su pequeño hermano. Anastasia me ayudó a bajar las escaleras y con ello los gritos míos eran muy dolor
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devuelta a casa
Sus pestañas son grandes como las mías y lo que llamó más mi atención es que tiene un lunar en medio de sus cejas. Lloré... Lloré de emoción, en el fondo me sentí vacía porque quería compartir este momento mágico junto con Deivis, pero él... No sé qué será de él, si murió o quizás vivió. Mordí mi labio de la misma frustración, mi vida ya ha sido una miseria, pero ahora tengo que vivir por mi bebé, aunque en el pasado solo quería quitarme la vida. Pero ahora tengo un motivo por el cual vivir. Mi hijo Alan. Antes de que la enfermera se retirará, le pedí que por favor le avisará a Anastasia que ya estamos bien, a lo que ella asintió. -No se preocupe, en este mismo momento iré a decirle a su amiga. -Me alegra mucho que Alan naciera muy bien-Dijo Anastasia mientras abrazaba a su hijo menor. -Si. De hecho se parece mucho a su padre, aunque él-En el momento en el cual iba a empezar a hablar de Deivis Anastasia interrumpió. -No importa, estamos nosotros, nosotros ahora somos tu familia, y
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Alan necesita un especialista
Nidia se pondrá muy feliz ahora que sepa que vamos en camino-Dije mientras sacaba uno de mis senos para darle de comer a Alan.-Si, de hecho me llamó hace unos minutos, ella está demasiado feliz con todo esto Coral. Ya hacía falta el llanto de un bebé en casa, de verdad… Anastasia sonrió y pude ver cómo una lágrima escapó de sus bellos ojos. -Me alegra mucho que seas una mujer fuerte. A pesar de todo lo que viviste con el padre de tu hijo Coral.-Mi hijo es la fuerza que siempre me faltó para ser una mujer decidida-Le respondí.Nos detuvimos frente a casa y la primera persona que vimos fue a Nidia quien jugaba en el parque. En cuanto vio el auto, soltó sus juguetes y corrió hacia nosotros. -¡Mami! ¡Coral! ¡Alan!-Gritaba nuestros nombres con tanta emoción que era transmisible. Anastasia bajó del auto y me ayudó a bajar, en mis brazos tenía a mi bebé cargado. Caminamos hacia la sala de estar en donde estaba Leticia Ella sonrió y nos invitó a sentarnos, la casa estaba limpia y olía a va
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Los hombres de la mesa
-Adios mamita-Alan me dió un beso en la mejilla, y con su manito al aire me dijo adiós. Cerré mis ojos y tomé un poco de aire, ser madre soltera no ha sido fácil, la verdad, no me queda tiempo para compartir con mi hijo. Pero de vez en cuando salimos a divertirnos al parque de atracciones. Alan le encanta la casa del terror y la cama elástica. Entré a la casa y empecé a recoger todo, anoche nos acostamos temprano no me dió tiempo siquiera de organizar. Estaba muerta del cansancio, el restaurante en el cual trabajo, tenía una cena para unos invitados importantes, y bueno terminamos muy tarde, ya que ellos se pusieron a beber hasta decir no más. Eso sí, me gane unas buenas propinas, además trabaje horas extra. Es decir la paga fue efectiva. -¡Wau!-El ladrido de Milena hizo eco en el baño. -Milena ven aquí perrita-La llamo y ella sigue ladrando. Dejé el trapero a un lado de la cocina y me dirigí hacia el baño. Encuentro a Milena ladrandole a una rata. Pego un grito y de inmediato fui a b
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el infierno se desató
-Si, dime Graciela, ¿en qué te puedo ayudar?. -Ayudame hacer la entrega de la mesa ocho, es que tengo que entregar unos pendientes. El restaurante está lleno. -Ah, no hay problema. Me termine de cambiar lo más rápido posible, y me dirigí hasta las bandejas, el cocinero estaba un poco alterado porque me había contado que hace unos minutos uno de los clientes había dicho que la sopa sabe a vómito, no me gustó la verdad porque el cocinero tiene muy buen sazón y doy testimonio de eso porque probé sus platos. -No te preocupes, hay clientes arrogantes. El cocinero me sonrió y me dijo cuál era la bandeja que debía llevar. Tome la bandeja y comencé a caminar de manera suave ya que encima de esto habían unos tazones calientes de sopa y arroz. -Con permiso-Exclame a uno de los clientes que estaba cruzando para sentarse en otra mesa. Llegué a la mesa que me indicaron. Eran dos hombres vestidos de negro. -Buenas tardes-Salude aún con la mirada puesta en la bandeja. -Hola señora-Me saluda uno d
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