-Si, dime Graciela, ¿en qué te puedo ayudar?. -Ayudame hacer la entrega de la mesa ocho, es que tengo que entregar unos pendientes. El restaurante está lleno. -Ah, no hay problema. Me termine de cambiar lo más rápido posible, y me dirigí hasta las bandejas, el cocinero estaba un poco alterado porque me había contado que hace unos minutos uno de los clientes había dicho que la sopa sabe a vómito, no me gustó la verdad porque el cocinero tiene muy buen sazón y doy testimonio de eso porque probé sus platos. -No te preocupes, hay clientes arrogantes. El cocinero me sonrió y me dijo cuál era la bandeja que debía llevar. Tome la bandeja y comencé a caminar de manera suave ya que encima de esto habían unos tazones calientes de sopa y arroz. -Con permiso-Exclame a uno de los clientes que estaba cruzando para sentarse en otra mesa. Llegué a la mesa que me indicaron. Eran dos hombres vestidos de negro. -Buenas tardes-Salude aún con la mirada puesta en la bandeja. -Hola señora-Me saluda uno d
-Jefe aquí está su mujer-Dijo Ramiro. ¿Su mujer?... No me digas que… Cerré mis ojos con más fuerza hasta sentir dolor, no quería imaginar que esa persona fuera aquella que en su momento me causó mucho daño aún sabiendo que estaba embarazada, no le importo, no quiero que sea él, no quiero ver su bello rostro el cual me causa punzadas en el corazón. Ese rostro que por un instante puede ser el mismo satanás. Por Favor Dios mío, no me castigues con mi pasado. -Abre los ojos-Me pide. Mis vellos se erizaron en cuanto escuché su voz, trague horrible y empecé a temblar. Mi corazón dolió, y mi mente se atrocillo, y unas terribles ganas de llorar hicieron que mi rostro cambiará por completo hasta causar un llanto desgarrador.-Por favor, no le hagas daño a mi hijo, si me quieres matar mátame, pero no a mi pequeño hijo-Le imploro aún con los ojos cerrados. -Todo depende de ti-¿Qué?. Su voz era fría e indiferente-Si no abres los ojos en este maldito momento, enviaré a uno de mis hombres para qu
-¡Mami despierta!-escuche a lo lejos la voz de mi hijo clamando por mí, aún siento en mi garganta el sabor de la sustancia que me colocó aquel tipo. -Hijo mío-Abrí mis ojos y lo ví, acostarse a mi lado, con sus manos puestas sobre mi vientre. -Estabas dormida-Me da un beso en la mejilla. No sé cómo carajos llegué a casa, lo único que tengo es mareo. -Si-Mire a mi alrededor y estoy en mi casa. -Mami, mi tía Anastasia está en la cocina preparando un té para ti. -Tu tía está aquí?-empecé a levantarme de la cama pero Alan se acostó encima de mí. -Mami quédate a descansar, mira tu cara, estás agotada. -Está bien amor mío-Abrace a Alan y él se quedó dormido al instante, me imagino que no había dormido. Mire hacia el reloj que está enfrente de la mesa de noche, y son las dos de la mañana. Pobre Alan al parecer se mantuvo despierto esperando por mi. Deslice mis ojos hacia la puerta luego de ver cómo está se abría. -Coral-Anastasia susurra mi nombre y en sus manos trae una taza de té.
No lo hagas- Anastasia me tomó de las manos.-¿Por qué?.-Amiga, él también me dijo eso. Que si te atreves a poner una orden de alejamiento nos iba a matar a las dos. Y se llevaría a Alan. Un miedo recorrió mi espalda.-Está loco de remate.-Amiga por favor, no hagas nada, solo déjalo y habla bien las cosas con Deivis, además él es el padre de tu hijo, y es por ley que puede verlo, y pasar tiempo con Alan.-No puedo dejar, él es malo, tiene muchos enemigos, y no quiero que mi bebé le pase algo. -No le pasará nada…-Masculló Anastasia. -Mira lo que le ocurrió a su hijo Alan, lo asesinaron y cada vez que recuerdo eso, mi mente se distrae. -Pero tienes que entender que Alan también es hijo de él.Es verdad, Alan es su hijo por ley, pero… recuerdo lo mal que nos trató, hasta me golpeó. Me senté en la cama y llevé mis manos hacia mi cabeza. Estaba entrando en desesperación. -Nos tendremos que mudar-Fue lo único que se me pasó por la mente. De inmediato me fui hasta el closet y comencé a
-Mami, ¿Porque las mascotas están? ¿Además las maletas también? ¿Qué pasó mamá?-No podía engañar a Alan como un bebé, ya tenía once años, él sabía que era lo bueno y qué era lo malo. -Hijo-Solté un suspiro-Nos vamos a cambiar de ciudad. -¿Por qué mami?-Cuestionó con sus ojos muy abiertos.-Hijo, me salió una propuesta laboral en otra ciudad. -Pero mami, ¿entonces no vamos a ver más nunca a nuestra tía?-Alan se enfado. Milena y Juan trataron de jugar con Alan pero él los ignoraba estaba realmente molesto. -Si. Ella vendrá muy a menudo a nuestra nueva casa. -Me parece bien, pero no será igual.-Amor, no seas así-Empecé a conducir y Alan se colocó su cinturón de seguridad. Ya hemos viajado media hora si no estoy mal, Anastasia me envió la dirección de cómo llegar hasta Bogotá, aunque íbamos a viajar horas, quiero decir muchas horas.-¿Quien me cuidara allá? No quiero a alguien gruñón-Se cruzó de brazos y manifestó. -No te preocupes, será alguien muy amable.-Solo espero que no va
Diez días después. -Mami voy a jugar con Juan al campo-Aviso Alan. Me encontraba lavando los platos en la cocina. -Está bien hijo, pero ten cuidado. -Lo haré mami-Alan grito y de inmediato salió a jugar con su pelota en mano. Lara había salido desde muy temprano junto con su esposo para unos exámenes que le iban a realizar. Durante estos días he estado muy preocupada por Anastasia, ella aún no se comunica y su teléfono está apagado. Aun sigo con la inseguridad de que algo malo le sucedió, solté un suspiro y pase el trapo húmedo por encima de la mesa para limpiarla. Creo que todas las personas que tratan de ayudarme terminan lastimados, tengo miedo de que les llegue a suceder algo a la familia de mi amiga. Cerré mis ojos y miré por la ventana, veía como Alan se divertía con los perros, por lo menos él es feliz. Sus carcajadas eran el aliento que instruyen mi vida. Iré a preparar algo para el almuerzo, no es que sepa mucho de cocina pero hago mi mayor esfuerzo y también aprendí de la
Nunca había bajado hasta acá, y tampoco sabía que había un río…Lo puedo ver desde lo lejos. Definitivamente no conozco mucho este campo, baje con cuidado por las montañas mientras me agarraba de las lianas que colgaban de los árboles. -¡Alan mami ya va en camino!. -¡Mami ven pronto!-Me apresure, dónde demonios te has metido hijo. siempre le advertí que jugaría en el campo, pero en cuanto lo vea me va a escuchar. Mi ropa está toda sucia y rota, y mis piernas están todas llenas de lodo, que asco no tolero está textura. En cuanto termine de bajar de la montaña, empecé a correr a toda marcha era una especie de camino tenebroso, era como un cuento de terror, el camino estaba lleno de árboles de olivo y manzanas, y las ramas colgaban hasta el piso, habían ardillas corriendo y también ratas. -¡Alan!-Volví a anunciar su nombre para escuchar con más claridad. -¡Mami ayuda!-Entonces está en peligro. Con mis manos apartaba las ramas que golpeaban mi rostro, y con mis pies llenos de barro cami
-No, no me acuerdo-Alan siguió comiendo. -Que raro, pero no te hizo daño?.-No… Al contrario. Me dijo que era un niño muy lindo y que cuando grande iba a ser muy feliz.-Hijo, no me gusta que hables con desconocidos. -Pero, él me dijo que vivía a unas cuantas casas del río. Y que podía ir a visitarlo. -No. Ni se te ocurra ir a visitarlo. -Él es una buena persona, pero no sé porque cuando te escucho la voz, salió corriendo. Me imagino que te tiene miedo. -¿Eso piensas?-Alan asintió. -Si. Pero me dijo que no te contará nada. -¿Por qué?-Alan miró para el tejado y soltó un suspiro.-Me dijo que ese sería nuestro secreto, pero como ya sabes… No te puedo guardar ninguno. Te tenía que decir. -Hiciste lo correcto-Siempre le he dicho a Alan que los niños mentirosos van al infierno, y él le teme mucho a eso. Creo que es por eso que me cuenta todo. Alan terminó de comer, se lavó sus manos y después se fue a acostarse junto con su nuevo amigo. El gato.Me senté en la silla que está en la