-Mami, ¿Porque las mascotas están? ¿Además las maletas también? ¿Qué pasó mamá?-No podía engañar a Alan como un bebé, ya tenía once años, él sabía que era lo bueno y qué era lo malo. -Hijo-Solté un suspiro-Nos vamos a cambiar de ciudad. -¿Por qué mami?-Cuestionó con sus ojos muy abiertos.-Hijo, me salió una propuesta laboral en otra ciudad. -Pero mami, ¿entonces no vamos a ver más nunca a nuestra tía?-Alan se enfado. Milena y Juan trataron de jugar con Alan pero él los ignoraba estaba realmente molesto. -Si. Ella vendrá muy a menudo a nuestra nueva casa. -Me parece bien, pero no será igual.-Amor, no seas así-Empecé a conducir y Alan se colocó su cinturón de seguridad. Ya hemos viajado media hora si no estoy mal, Anastasia me envió la dirección de cómo llegar hasta Bogotá, aunque íbamos a viajar horas, quiero decir muchas horas.-¿Quien me cuidara allá? No quiero a alguien gruñón-Se cruzó de brazos y manifestó. -No te preocupes, será alguien muy amable.-Solo espero que no va
Diez días después. -Mami voy a jugar con Juan al campo-Aviso Alan. Me encontraba lavando los platos en la cocina. -Está bien hijo, pero ten cuidado. -Lo haré mami-Alan grito y de inmediato salió a jugar con su pelota en mano. Lara había salido desde muy temprano junto con su esposo para unos exámenes que le iban a realizar. Durante estos días he estado muy preocupada por Anastasia, ella aún no se comunica y su teléfono está apagado. Aun sigo con la inseguridad de que algo malo le sucedió, solté un suspiro y pase el trapo húmedo por encima de la mesa para limpiarla. Creo que todas las personas que tratan de ayudarme terminan lastimados, tengo miedo de que les llegue a suceder algo a la familia de mi amiga. Cerré mis ojos y miré por la ventana, veía como Alan se divertía con los perros, por lo menos él es feliz. Sus carcajadas eran el aliento que instruyen mi vida. Iré a preparar algo para el almuerzo, no es que sepa mucho de cocina pero hago mi mayor esfuerzo y también aprendí de la
Nunca había bajado hasta acá, y tampoco sabía que había un río…Lo puedo ver desde lo lejos. Definitivamente no conozco mucho este campo, baje con cuidado por las montañas mientras me agarraba de las lianas que colgaban de los árboles. -¡Alan mami ya va en camino!. -¡Mami ven pronto!-Me apresure, dónde demonios te has metido hijo. siempre le advertí que jugaría en el campo, pero en cuanto lo vea me va a escuchar. Mi ropa está toda sucia y rota, y mis piernas están todas llenas de lodo, que asco no tolero está textura. En cuanto termine de bajar de la montaña, empecé a correr a toda marcha era una especie de camino tenebroso, era como un cuento de terror, el camino estaba lleno de árboles de olivo y manzanas, y las ramas colgaban hasta el piso, habían ardillas corriendo y también ratas. -¡Alan!-Volví a anunciar su nombre para escuchar con más claridad. -¡Mami ayuda!-Entonces está en peligro. Con mis manos apartaba las ramas que golpeaban mi rostro, y con mis pies llenos de barro cami
-No, no me acuerdo-Alan siguió comiendo. -Que raro, pero no te hizo daño?.-No… Al contrario. Me dijo que era un niño muy lindo y que cuando grande iba a ser muy feliz.-Hijo, no me gusta que hables con desconocidos. -Pero, él me dijo que vivía a unas cuantas casas del río. Y que podía ir a visitarlo. -No. Ni se te ocurra ir a visitarlo. -Él es una buena persona, pero no sé porque cuando te escucho la voz, salió corriendo. Me imagino que te tiene miedo. -¿Eso piensas?-Alan asintió. -Si. Pero me dijo que no te contará nada. -¿Por qué?-Alan miró para el tejado y soltó un suspiro.-Me dijo que ese sería nuestro secreto, pero como ya sabes… No te puedo guardar ninguno. Te tenía que decir. -Hiciste lo correcto-Siempre le he dicho a Alan que los niños mentirosos van al infierno, y él le teme mucho a eso. Creo que es por eso que me cuenta todo. Alan terminó de comer, se lavó sus manos y después se fue a acostarse junto con su nuevo amigo. El gato.Me senté en la silla que está en la
Quedé en silencio mientras procesaba toda la información que tenía en mente. -¡Mami!-Alan me está llamando. Me dirijo al cuarto y lo abrazo. -¿Si dime?-Alan me dió un abrazo y sonrió. -Mi gato está dormido-Deslice mis ojos hacia el gato quien estaba ronroneando mientras dormía.-Si, se ve tan lindo al dormir. -Mamá quiero ir a la escuela-No se, si la idea de venir aquí fue en vano, aunque creo que sí. De quién escapaba ahora resulta que sabe dónde vivo. Ese Deivis es un caos total. A su lado vamos a morir. Me dejó aturdida con su presencia. -No te preocupes, Lara está haciendo todo el procedimiento para que vayas a la nueva escuela, solo ten paciencia. -Está bien madre-Aceptó sin problemas. Y eso me dejó más tranquila. Lo que me tenía estresada y confundida era Deivis, eso que dijo me dejó perpleja dijo que vendría por nosotros. Ahora bien, haga lo que haga, jamás me podré ocultar de él, él nos sigue a dónde quiera que vayamos, es más nos tiene vigilados. Me imagino que ese idio
A los minutos Alan se fue a jugar con Milton videojuego, y Lara se acostó a dormir. Aproveche y me llené de valor y salí hasta el campo, tenía que averiguar de dónde era este tipo, aunque eso me costará la vida. En realidad no quiero que ellos salgan lastimados. Antes de salir obviamente le mentí a Milton de que iba a buscar algunas hojas para hacer un té, ellos tienen hojas de eucalipto, orégano, manzanilla y laurel. Sembradas en el campo. Camine con cólera hasta las afueras. Estaba dispuesta a lo que fuera. Es más, antes de salir había tomado un cuchillo y lo había guardado dentro de mi pantalón. Por mi cintura. Cada que caminaba sentía el cuchillo pinchar mi pierna. No sabía si traerlo o no, pero… tenía miedo. Mi mayor miedo era tener que matar a ese hombre, o simplemente verlo morir, porque tenía la expectativa de que iba a matarlo. En cuanto llegó él está detrás del árbol. Está vestido de negro y tiene unas gafas. -Señora-Me saluda con una sonrisa.-Ningún señora, Hágame el favo
-Señora por favor si quiere hacerlo hágalo-Me pide nuevamente que lo mate. Solté un suspiro y le ordené que me mirara, lo cual hizo sin problemas. -Eres tan idiota-Farfulle. El miró la mano en la cual sostenía el cuchillo-No te voy a matar, no me voy a ensuciar las manos contigo. Se alejó del árbol y limpió sus manos encima de su traje, ya que habían ensuciado con la madera vieja que descascara el palo. -Señora mil gracias por perdonarme la vida-Me siento como una líder, o eso es lo que él me hace sentir, no tengo trono ni nada por el estilo, deje esa vida hace años cuando vivía en casa de mis padres. Ahora solo soy una simple mujer-Te he dicho que dejes la maldita formalidad, ahora bien…¿Cómo es tu nombre?-Me senté en una de las rocas que están aguantando una cerca que divide desde el campo hasta las montañas. -Me llamo Jesús. -Ah, comprendo-Jesús se sentó a mi lado y me miró con alegría. -Señora el Jefe está muy contento por su pronta llegada.-Que se quede esperando-Tome una
Ya es de noche, me encuentro acostada boca arriba mientras escucho a Anastasia contando su historia en Eslovenia, me ha dicho cosas muy bonitas hasta ahora. -Tia Anastasia. Mi mami hizo un postre de sandía. Alan le estaba comentando a Anastasia cómo había preparado dicho pastel, aunque era de fresas él cree que era de sandía. Le mentí para que se lo pudiera comer ya que detestas las fresas. -Me imagino que estuvo muy delicioso-Anastasia río al escuchar la voz de Alan. Ambos se extrañan mucho. Lara sé asomó al cuarto y me llamó mediante señas, lo cual fui de inmediato, no sin antes decirle a Anastasia que volvería en un momento, y que mejor conversador que mi hijo. Había quedado en buenas manos. -Coral, mi esposo quiere hablar contigo.-Está bien-Ambas fuimos a la terraza en dónde se encontraba Milton con sus manos metidas dentro de sus bolsillos.-Hola coral-Me saluda y me pide que tome asiento.-Milton a qué se debe tu llamado-Respondí curiosa. -Coral el jefe de limpieza acepto t