45. AMOR
Lianet le habla a Nube y le pide que se acerque a Nadir, ya que Ébano esa mañana está más brioso de lo habitual. Nadir se acerca a Nube, quien permanece inmóvil, y observa cómo ella se inclina hacia el oído de su caballo y le susurra algo. Una sonrisa se dibuja en su rostro al ver cómo Ébano mueve las orejas pero luego se serena.—Yo también necesitaría que me susurraran eso —comenta Nadir, mirándola. Lianet sostiene su mirada por un instante, hace retroceder un paso a Nube hasta colocarlo al lado de Nadir, se impulsa sobre sus estribos y, para sorpresa de él, le susurra en el oído.—Sí, es sí. Soy tu prometida en serio, pero ahora concéntrate en la carrera —dice ella, apartándose toda sonrojada y, sin mirarlo, añade—: Debemos disfrutar como siempre lo hacemos, sin importar que sea una competencia. Papá tiene razón, ni tú ni yo vivimos de esto; lo hacemos porque nos hace felices.—Entonces, mi prometida, seamos felices juntos —responde Nadir con una amplia sonrisa, sintiendo cómo su c
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