Me palpitaba la cabeza y la boca me sabía asquerosa. Era ese sabor seco y resacoso que me daba náuseas. Me negué a abrir los ojos todavía, con la esperanza de que tal vez, si conseguía volver a dormirme, podría conciliar el sueño y alejar mis miserables sentimientos.Me puse de lado y busqué una alm
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