El guitarrista tocaba con la intensidad ardiente, el baterista golpeaba con fuerza, y la voz del cantante fluía, resonando en lo más profundo de los corazones.Bella, en ese momento, se dejó llevar por la atmósfera, como si regresara a la emoción de cuando conoció a la banda por primera vez. Se movía al ritmo de la música, agitando su varita de luz, sumergiéndose en la alegría y la relajación que la música le brindaba.Más allá de su amor por la música, lo que realmente alegraba a Carlos era ver la felicidad en el rostro de Bella.Mientras ella disfrutaba de la actuación, Carlos aprovechó para tomarle varias fotos.Hasta que terminó el espectáculo, Bella todavía sentía que quería más.Carlos le ofreció un pañuelo: —¿Tienes hambre? Hay un lugar que hace unos cangrejos deliciosos, ¿quieres que vayamos a probarlos?Después de cantar y bailar durante dos o tres horas, Bella se dio cuenta de que, efectivamente, tenía hambre. Al escucharlo, no pudo evitar tragar saliva y asintió con entusias
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