Bella se dio cuenta de la locura y la obsesión de Pedro en ese momento, y gritó: —¡Si te atreves a tocarme, te odiaré de por vida!—Si quieres odiarme, pues ódiame, después de todo no tenías pensado pasar la vida conmigo.Pedro, con la mirada fría y despiadada, tiró el cinturón y se acercó sin dudarlo.El contacto repentino y extraño hizo que Bella retrocediera desesperadamente, girando la cabeza y mordiéndole con fuerza la muñeca a Pedro, deseando arrancarle la carne del brazo.Pedro, con dolor, usó una mano para agarrarle con fuerza la cara y obligarla a soltar su agarre.—Pedro, si le pasa algo a mi hijo, nos iremos juntos al infierno. —gritó Bella, con los ojos llenos de odio y determinación.—¿Tanto te importa ese niño?Pedro resopló con frialdad, su rostro se volvió aún más gélido, y apretó con fuerza los muslos de Bella...Por un tiempo, la habitación se llenó de los jadeos ruidosos de Pedro y los sollozos de Bella, mezclados con algunas maldiciones avergonzadas.Después de un r
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