—Suficiente, ¿quieres que Yago te vea borracha?—¿Yago? ¿Sabes? Si no fuera por Yago, no sabría cómo seguir adelante estos últimos años. Ezequiel, el mayor arrepentimiento de mi vida es no haber sido un poco más valiente hace más de tres años, no decirle a todo el mundo que te amo. No importa cuánta gente se oponga, cuánta gente intente separarnos, ¡no te habría dejado!Jazmín apretó el vaso vacío, sus ojos ya húmedos con un toque de confusión, las lágrimas cayendo desde las comisuras de sus ojos. Sin embargo, las borró apresuradamente como si tratara de contener sus emociones, emborronando el delicado maquillaje de su rostro.—Deberías odiarme. Fui demasiado débil. Pensé que al dejarte con Yago, tu familia no te amenazaría, y otros no te burlarían. Pero no pude aguantar, no pude resistir volver.El señor Mendoza cambió ligeramente de expresión, recordando la escena que casualmente presenció la noche anterior a la partida de Jazmín:—Señorita Guzmán, lo siento, sé que tú y Ezequiel tie
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