Inés miró a lo lejos, sintió un alivio inexplicable que iniciaba desde su estómago y se extendía a lo largo de su cuerpo hasta llegar rápidamente a su cabeza, calmando sus pensamientos y sus tristezas de manera inmediata, porque eso que tanto esperaba, al fin ocurría, aquello que parecía imposible, por fin sentía esa sabor a victoria que no podia quitarse de la boca. Inés respiraba con calma como si acababa de quitarse una gran carga de encima, miró a Lía a lo lejos y con los ojos llorosos corrió instintivamente hasta ella, recibiendo ese calor materno, cálido y protector que tanto anhelaba desde niña, esa aroma tan particular en ella que ya reconocía como su lugar seguro. Ver a la profesora Eva salir esposada del lugar trasmitió una calma a toda la audiencia, respirandose alivio en el ambiente y una sensación de justicia. Algunos se acercaban a Inés, señalandole lamentar lo que había vivido, dándole unas pequeñas palmadas en la espalda y mirándola con asombro, mientras ella se most
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