—Steff... —aunque sus labios húmedos apenas rozaron la piel de ella, su aliento le puso la piel de gallina. Continuó mordisqueando y hablando—: No... hmmm... has respondido a mi... pregunta. ¿Le había hecho una pregunta? ¿Cuándo? ¿Era la pregunta o algo más trivial, como quién sería campeón de la liga de baloncesto?—¿Steff?—Hmm, eh... no estoy segura —dijo con voz ronca, y sintió su risita.—No era una pregunta tan difícil.—¿No? Oh, bueno, en realidad yo... ¡Oh, Dios mío! —al mismo tiempo que se ponía pálida y jadeada horrorizada, se derrumbó sobre Jye como si las piernas le hubieran cedido, y por primera vez en su vida él sintió un verdadero pánico.—Steff, ¿qué pasa? —no hubo una respuesta verbal mientras ella enterraba la cara ensu pecho—. ¿Steff? Cariño, ¿qué pasa? ¿Te sientes mal? ¿Te...?Ella sacudió con fuerza la cabeza al tiempo que echaba un vistazo furtivo por encima de su hombro. Se echó hacia atrás y farfulló algo incomprensible, luego repitió el movimiento, empujándol
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