La cena de esa noche estuvo acompañada de risas y conversaciones ligeras. Michele y yo compartimos historias animadas, disfrutando de la compañía mutua, mientras Dante observaba cada movimiento, incapaz de ocultar la envidia que emanaba de él.Después del último sorbo de vino, llevé a Michele hacia la salida de la mansión. Él, con una sonrisa encantadora, expresó su gratitud. "Catarina, estoy realmente feliz de que me hayas invitado a quedarme más tiempo. Tu compañía es muy agradable."Sonreí en respuesta. "Es un placer tenerte aquí, Michele. Espero que disfrutes cada momento conmigo en la Toscana."Michele, audazmente, avanzó hacia mí, listo para sellar el agradecimiento con un beso. Antes de que pudiera tocar mis labios, la voz firme de Dante interrumpió el momento. "Entra ahora, Catarina."Me retiré instintivamente, intercambiando una mirada rápida con Michele. "Hasta mañana, Michele", dije, tratando de mantener la normalidad."Hasta mañana, Catarina", respondió Michele, su expresi
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