La pelirroja había salido al jardín de la mansión Hoffmann, donde se celebró la fiesta… estaba perdida en sus pensamientos cuando de pronto una voz la hizo sobresaltarse. —¿En qué piensas? — era su marido —En lo feliz que soy— respondió ella con una radiante sonrisa— en lo mucho que amo a mi familia… y en que la ceremonia fue hermosa… —Entregar a mi hija ha sido lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida —Y todavía te falta Lyanna— lo picó su esposa —A esa niña la voy a meter de monja a un convento— gruñó— no pienso pasar por esta tortura de nuevo —Ella también tiene novio, sabes… además es tu ahijado— le recordó su esposa —Maldigo la hora en que acepté ser padrino de Gunther— gruñó Noah con gesto serio— ahora ese rufián me robará a mi bebé en un par de años— exclamó haciendo un mohín inflando las mejillas justo como sus hijos y ella no pudo evitar reírse —Y… ¿qué me dices de Dominik? —Mi hijo es un caballero—su semblante cambió— es el mejor partido para cualquier mujer
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