Andrés, con un pañuelo, intentaba secar las lágrimas de Selene, pero ella evitaba constantemente su contacto. Entonces, él la tomó en sus brazos firmemente para inmovilizarla.Enseguida, su voz grave y sensual resonó cerca de su oído: —No te muevas, ¿quieres que te devore, hmm?Al escuchar estas palabras, Selene levantó sus ojos llorosos y se encontró con los de él. —¡Eres un canalla!—Contigo, no tengo autocontrol.En esta ocasión, Selene realmente no se atrevió a moverse.No olvidaba lo que él había hecho en el coche antes...Al recordarlo, sus lágrimas ardientes volvieron a caer.Esta vez, cuando sus dedos tocaron sus lágrimas calientes, sintió un dolor agudo, como si estuvieran siendo quemados.Luego, solo escuchó su sollozo y su grito acusador: —¿Por qué, por qué todos ustedes me intimidan? ¿Es divertido para ustedes intimidarme?Andrés la abrazaba fuertemente, su camisa empapada por las lágrimas de ella. —Nunca más, nunca más te haré daño, ¿de acuerdo?Él la reconfortaba, tod
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