—¡Hilario!Deva se tapó el pecho, mirando incrédula al hombre furioso.—¿Vale la pena hacer estas cosas? ¿Por un hombre que ni siquiera te quiere? Podrías haber tenido una vida mejor, Deva. —suspiró Eliana.—Eliana —dijo Hilario girando hacia su mujer—, Lo siento. Lo siento mucho. Acabo de saber la verdad. Sé que es demasiado tarde. También fui cómplice de Deva. Eliana, mi amor, lo siento mucho. Entiendo que ya no me amas, pero por favor, dame la oportunidad de enmendar mis errores.Sin embargo, Eliana no prestó atención al hombre, sino que se acercó a su padre.—Papá, ¿estás bien? Mariana, llama al médico. Necesita un chequeo.—Bien. —respondió Mariana.La sala volvió a estar en calma. Nadie hablaba, solo Mary sollozaba en voz baja. Miraba de vez en cuando a Hilario, luego a Eliana, e incluso lanzó una mirada suplicante a Guillermo. Pero, sin la inteligencia de Rosa ni la determinación de Joann, estaba sola y nadie podía ayudarla. Finalmente, Deva miró sus manos bien cuidadas, que pro
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