UN FISCAL FUERA DE LA LEY.Elara entró al piso ejecutivo con paso decidido, pero su semblante cambió al ser recibida por la sonrisa cálida de Margarita.―¡Señora, no esperaba verla por aquí! ―exclamó la secretaria.Elara le devolvió el gesto con un abrazo y se rio―No tienes que llamarme, señora, soy Elara.―No, no debo, usted… ―comenzó a objetar Margarita, pero Elara la interrumpió con gentileza.―Sigo siendo Elara, Margarita, no seas tan formal conmigo.La mujer tomó sus manos y su mirada reflejaba genuina alegría.―Estoy muy feliz de que Nathaniel y tú estén casados, y más que él te dé el lugar que corresponde. Juntos son la pareja perfecta.―¿Lo crees? ―preguntó Elara, una mezcla de duda y esperanza en su voz.―Estoy segura, mi niña. ―afirmó Margarita con convicción. ―Él jamás se había visto tan feliz, bueno, hoy estuvo un poco molesto. Si estás esperando verlo, te informo que no está. ―continuó Margarita con un cambio en el tono de su voz. ―Surgió un problema en las plantas.Esto
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