Además no sé atrevía a preguntarle a Luciana, algo le decía que hizo algo malo de lo que no se acordaba y ahora iban a regañarla por aquel hecho. Trató de tener oxígeno en sus pulmones y calmarse, quizás no todo era lo que ella creía y se estaba alarmando por una tontería. Al ingresar a la oficina con lo primero que se encontró además de la anciana ubicada en su silla frente al enorme escritorio, es que otros dos par de ojos se clavaron en ella de una forma que la hizo sentir extraña y también nerviosa. Era esa mujer con aquel abrigo enorme y extraño, también un hombre estaba presente, seguramente su marido. ***Narrado por EmirethLa gélida brisa de la noche no erizó mis vellos, lo hizo él. Sus largos dedos danzaron dulcemente sobre mi piel, despertando sensaciones que solo entonces supe que existían. La manera como lo hacía me gustaba, lo que provocaba en mí, eso, también me asustó. ¿Por qué de pronto hacía tanto calor? ¿Qué era ese hormigueo en mi vientre? No entendía lo que e
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