Flora, que adoraba el prestigio y siempre buscaba quedar bien, se puso roja de ira al escuchar mis palabras. Cambió su habitual actitud suave y delicada por una de furia, como si quisiera escupir fuego por los ojos. —Luna, si no me invitas, se lo diré a Sergio.—Ve y diles a quien quieras .Los espectadores, divertidos por mi comentario, se rieron , dejando a Flora en una situación incómoda. Así que eran un grupo de falsas amigas.Flora, indignada, sacó su teléfono y llamó a Sergio. Puso el altavoz, así que todos escuchamos la conversación.—Sergio — dijo Flora con su voz suave de siempre, aunque un poco afectada—. Llegué a la escuela, solo quería avisarte.—¿Qué pasa, estás resfriada? Tu voz suena rara.—No es nada, solo que mis compañeros quieren comer Hot Pot, pero Luna... Flora se detuvo, mirándome.¡Aquí vamos de nuevo! le arrebaté el teléfono y hablé directamente: —Sí, Sergio, tu novia quiere que invite a todos sus compañeros a comer, pero no tengo dinero para eso. Así que, se
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