Al salir de la comisaría, el ánimo de Lina no era bueno. Leandro la siguió de cerca y le ofreció una botella de agua, diciendo: —Toma un poco de agua, descansa un momento.Lina negó con la cabeza ligeramente, —Leandro, quiero estar sola por un momento— Después de decir eso, Lina caminó sola por el sendero, mientras Leandro se quedaba en su lugar, observando su figura.Sergio regresó y se acercó a él, —Patrón, ¿por qué no sigues a la señorita? En este país extranjero, ¿qué pasaría si algo le ocurriera?—Dale algo de espacio, nosotros la seguiremos de cerca— respondió Leandro antes de seguir caminando con paso decidido. Sergio se encogió de hombros con resignación y también siguió a Leandro.—Patrón, ¿no has hecho ningún progreso en todos estos años?—preguntó Sergio, mirando a Lina a lo lejos. —Patrón, no dudes más. Si vuelves a dudar, la señorita podría escaparse de nuevo...—antes de que pudiera terminar la frase, Leandro lo miró fijamente. Sergio se calló obedientemente, refl
Leer más