CAPÍTULO 23 Intento no sonreír como tonta a cada cinco segundos, el atún en lata que Sergei me acaba de entregar, se desliza suavemente por mi lengua hasta llegar a mi garganta; al menos esto sacia un poco mi hambre. Ninguno de los dos nos imaginábamos que nuestra primera vez juntos iba a ser de esta manera. De cierto modo sigo sorprendida al saber que seguía siendo virgen, pero eso solo me demuestra el maravilloso hombre que es el italiano. Sus ojos azules me observan y debo bajar la mirada hacia mi alimento para no reírme como una adolescente que acaba de conocer a un chico guapo. Han pasado muchas cosas desde mi rompimiento con Liam, puedo decir que las cosas no salieron como las había planeado. Pero creo que de todas esas situaciones malas he ganado algo bueno. Algo que está frente a mis ojos. Él vuelve a mirarme mientras que dibuja una sonrisa pícara en sus labios y está vez no puedo evitar sonreír. El magnate se rueda hasta donde estoy para sujetarme con fuerza del cuello y así
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