Llegó de la mano de Keller padre, una de las últimas veces que se le vio por ese lugar, eso fue poco antes del incidente. Era pequeño, delgado y asustadizo, no tendría más de 10 años, y tampoco parecía un mendigo o alguien de la calle; estaba bien vestido y llevaba un juguete extraño, pero moderno. Rosen, hijo del magnate, se lo quedó mirando mientras lo hacía caminar por las instalaciones, jamás lo había visto con niños y menos mostrando el trabajo de su vida. Ni siquiera lo había llevado de pequeño a los laboratorios de investigación.—¿Te gusta el lugar? —preguntó con un tono amable que nadie había escuchado antes, hasta Rosen sintió curiosidad, sin embargo permaneció a distancia.—¡N-no lo sé!—Tenemos muchas máquinas aquí; computadoras, impresoras 3D, cámaras moleculares de reparación… entre otras cosas; siento que te gustaría mucho estar aquí —el niño asintió tímidamente, se veía asustado.—¿S-Sr. Keller? ¿Mi padre vendrá después? —no obtuvo respuesta, en su lugar le soltó la ma
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