Los minutos volaron y poco a poco sus ojos se fueron cerrando hasta entrar en un profundo sueño nuevamente. Se encontraba sin zapatos en una pradera infinita cuando un lobo enorme y blanco pasó por su lado corriendo, él no sentía miedo y al contrario, corría junto a él sin poder alcanzarlo hasta que vio sus ojos, eran de un verde esmeralda profundo — ¡Emma!— terminó diciendo y de un solo brinco despertó sobresaltado, Emma solo se acurruco más en su pecho, estaba tan cansada que su sueño era imperturbable.Simon no sabía qué sentir, no tenía miedo pero tampoco estaba tan cómodo con lo que vio en su sueño. “¿Qué significa? ¿Le sucede algo a Emma?”, un sinfín de preguntas se formularon en su mente mientras se perdía en el horizonte. El claro suave del alba, filtrándose por la ventana iluminaba casi toda la cabaña, ya había llegado y su tenue claridad fría y opaca le daban de cierta forma un calor tranquilizador a Simon que no podía retirar sus enormes ojos celestes del paisaje.Sentía e
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