Peter alzó a Pilar en brazos y se dirigió hacia el agua, ya estaba tibia y calmó toda la congoja casi de inmediato. Allí se quedaron, bajo la ducha un rato que pareció demasiado largo, dándose besos y caricias, besos y más besos, estaban enamorados y tenían mucho recorrido por delante, muchas cosas
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