El príncipe, Masherano, le hizo el amor a su mujer, gran parte de lamadrugada hasta que salió el sol, ella era una braza ardiente, y él era un fuerte vendabal, juntos la hoguera era inextinguible Los lobos se despertaron un poco tarde, Luciano, se había duchado y puesto la pijama de manga larga para ocultar sus heridas, pero su luna permanecía en el sofá sentada esperando que abriera los ojos El Alfa abrió los ojos, se intentó mover para levantarse, pero sin quererlo dejó escapar un quejido de dolor — Carajo, como me duele, espero poder disimular... — Te estoy escuchando, eh, ¿a dónde fuiste anoche? me dejaste dormida con la cachorra y no me avisaste nada — Isabella, preguntaba — Nada especial, fuimos de cacería, los hermanos Masherano, el Ángel Abel y yo, esos miserables dieron pelea, pero al final los exterminamos a todos — Y terminaste herido, aunque estés vestido con ese pijama oscuro, puedo oler tu sangre, tienes heridas abiertas, se te están curando pero como son h
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