Isabella había caído desmayada a la alfombra, la enferma Elfa había comenzado a sanar, sus heridas fueron cerrando una a una, la fiebre se había ido, Rocío fue abriendo sus bellos ojos poco a poco— ¡Oh, por la diosa! ¿cómo es esto posible? ya no estoy herida, ni siento dolorLos dos lobos, el Alfa y el príncipe, no pudieron esperar más, entraron de nuevo a la habitación, Luciano de inmediato levantó a su luna— Isabella, cariño, ¿estás bien? te dije que era peligroso, no debiste excederte— Estoy bien, Luciano, llévame a nuestra habitación, mi trabajo aquí está hecho, necesito descansar — El Alfa asintió y salió con rumbo a su recamara, no le gustaba para nada que su reina se pusiera en peligro, Pero ese era su don, como pedirle que no usara lo que la diosa luna le dió— ¡Mi hermosa Elfa, no puedo creer que sanaras por completo! déjame verte, ¿cómo te sientes ahora?— Me siento totalmente recuperada, ya no tengo heridas, ni rasguños profundos, el dolor se ha ido, tampoco tengo temper
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