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Todos los capítulos de Dilemas de un rey enamorado: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 18. La base de los piratas
El príncipe Abiel, en conjunto con la duquesa Mila y lord Aries, contrataron a un par de espías para que se infiltraran a la base de los piratas. Estos debían localizar a la familia de Rubí y a los nobles secuestrados para, luego, sacarlos poco a poco de la isla.— Recuerden, si las cosas salen mal, huyan lo más que puedan – les indicó Abiel – busquen alguna nave que puedan usar para el regreso.— ¿Y cómo sabrá que somos nosotros, majestad? – le preguntó uno de los espías.— Envíenme una señal directo a mi dispositivo comunicador y diríjanse justo en la coordenada indicada. Mis hombres los recibirán, están entrenados para casos como estos.Una vez que los espías se marcharon, el príncipe Abiel recibió una llamada de su madre. Mientras la atendía, la duquesa Mila decidió explicarle lo sucedido a lord Aries y comentó:— Espero que esta operación resulte. Pero me preocupa el palacio. No sabemos si hay más nobles que estén apoyando a esa duquesa desde las sombras.— No se preocupe por eso
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Capítulo 19. Un paseo por la ciudad
El día del paseo llegó. Mara y Rubí se prepararon para hacer compras en el mercado de la ciudad. Los padres de Rubí estaban en el hospital del palacio, debido a que se encontraban mal de la salud por culpa de las condiciones precarias en que los piratas los mantuvieron en aquella isla.Esta vez, el rey Zuberi y la reina Brida seleccionaron a los mejores soldados de lord Aries y les indicaron que protegieran a las chicas con sus vidas.— Recuerden, si ven alguien sospechoso o notan que están en peligro, no duden en escoltarlas directo al palacio – dijo Zuberi.— Sí, majestad. Así se hará.Una vez que ajustaron los detalles, las chicas subieron a un vehículo conducido por un chofer y salieron del palacio.Mara miró por la ventanilla del coche y notó cómo el largo camino de piedras que conectaba al palacio con la ciudad estaba vacía. Recordó que la primera vez que llegó al lugar, se encontraba repleto de personas que iban a visitar a la reina. Incluso había varios que levantaban tiendas
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Capítulo 20. La decisión de la corte
Tras la reclusión por el ataque en la ciudad, Mara notó que tanto los nobles como el personal del palacio actuaron de forma mucho más amable y condescendiente con ella. No sabía si fue porque sentían pena o por influencia de los monarcas, pero todos y cada uno de ellos se mostraban genuinamente preocupados por su salud y bienestar.- Si necesitas algo, puedes pedírmelo, señorita Mara.- Escuché que le gusta el helado. ¿Quiere que se lo prepare como postre?- Ese vestido le queda muy bien.Aunque Mara agradecía la gentileza de las personas, aun se sentía muy preocupada. Ya iban tres veces que la atacaban desde que residió en el reino y, dos de ellas, eran a causa de los conspiradores a la corona. Los bandidos capturados recientemente no dijeron ninguna palabra, pero por el símbolo de la carabela que llevaban en sus pañoletas, dedujeron que se trataban de piratas infiltrados en la ciudad. Así es que no quedaba de otra que aumentar la vigilancia extrema en las calles de todos los poblado
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Capítulo 21. Apoyo entre hermanos (Parte 1)
Tanto Zuberi como Brida se encontraban completamente desnudos. Esta vez, el rey se colocó boca arriba y dejó que Brida se sentara sobre su abdomen, bajando poco a poco en la zona de la entrepierna mientras apoyaba las manos sobre sus pechos.— Esto… se siente bien – susurró Brida, mientras movía las caderas lentamente.— Debemos relajar las tensiones causadas por la reunión – dijo Zuberi – así es que será una larga noche. ¡Me siento estresado!— Entonces no hablemos de trabajo, cariño – dijo Brida, tomando a Zuberi de su mano para besarla por el dorso – Por esta vez, seamos solo marido y mujer.Zuberi asumió con la cabeza y tomó los brazos de Brida con fuerza, estirándola hacia sí para que sus torsos se encontraran en contacto mientras comenzaba con las embestidas.Brida gimió y sintió que la piel se le erizaba. Zuberi le besó el cuello, luego pasó por su oreja y, por último, hacia su boca. Olió su aroma y la sintió a flores y hierba. Era dulce y agradable, pero a la vez fresco y salv
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Capítulo 21. Apoyo entre hermanos (Parte 2)
La duquesa Mila tomó el plano y miró atentamente. Ahí figuraban distintas localizaciones como la zona de las naves, la residencia de la duquesa Sonia, la sala de reuniones de los piratas, en qué parte tenían sus casas donde iban a dormir y dónde tenían mantenido a los cautivos. Notó que marcaron la localización de un mirador por la zona este de la isla, en mira hacia el reino y con la nota de “muchos vigilantes”. Y, al otro extremo, de cara al extenso océano del lado oeste, había un lugar vacío y sin vigilancia. En el mapa figuraba como “playa”. Y, con eso, se le ocurrió una gran idea.— ¿Y si en lugar de atacar por aire, atacamos por tierra?Zuberi y Aries la miraron, sin comprender. Ella señaló la zona de la playa y dijo:— Podemos traer botes hasta aquí, lejos de la mira de los piratas. Los aviones sobrevolarían hacia la costa este de la isla donde se encuentra su mirador – esta vez, tomó un mapa del reino del Oeste que estaba sobre el escritorio de lord Aries y continuó – los avio
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Capítulo 22. Los aviones del príncipe
Las naves del príncipe Abiel fueron construidos en poco tiempo. La duquesa Mila se admiró al ver cómo los técnicos del reino del Este trabajaban con tanta prisa, como si fueran máquinas. Incluso los veía trabajar durante la noche, por lo que llegó a preguntarse si en verdad eran humanos, porque no se cansaban nunca.Pero no tuvo tiempo de indagar en el asunto debido a que los piratas volvieron a sus andadas. No solo atacaban los pueblos costeros, sino, también, se infiltraban en los pueblos y ciudades que lindaban en los alrededores del palacio de la reina. Por suerte, con la estrategia de Zuberi y Aries como método de vigilancia masiva, lograron detectarlos a tiempo y mandarlos directo a las celdas.Así es que fue a reunirse con su hermano y, tras un pequeño debate, Zuberi decidió:— Apenas terminen de construir los aviones, partiremos de inmediato. mi esposa está negociando con la reina Abigail del reino del Norte para que nos deje partir desde su puerto. Pero debemos ser lo más dis
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Capítulo 23. El ataque a la isla
La duquesa Sonia estaba tomando el té con el capitán Oro cuando, desde su dispositivo comunicador, recibió una notificación de que estaban atacando la isla con aviones.De inmediato, ambos miraron por la ventana y, en efecto, vieron a varios aviones sobrevolando la isla y disparando a quemarropa desde la distancia.- ¡Capitán! ¡Prepara las naves y atácalos! ¡Quiero a esos aviones hundiéndose en el mar!- ¡Sí, señora!Cuando el capitán fue para cumplir las órdenes de la duquesa, ella tomó unos binoculares y se dispuso a mirar los aviones. Estos eran de colores celeste y blanco y, en las alas, llevaba un pequeño símbolo del sol, similar a la bandera del reino del Este.“¿Por qué el reino del Este querrá atacarnos directamente?”, se preguntó Sonia. “Que yo sepa, nunca levantamos armas contra esa nación. A no ser que…”Pero no tuvo tiempo de indagar en el asunto porque uno de los proyectiles, provenientes del enemigo, impactó sobre el techo de su guarida. Eso le puso en alerta, debido a q
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Capítulo 24. El beso de la reina
Una larga caravana conformada por vehículos, camionetas y motonetas cruzó la avenida principal de la ciudad. Y, encima de una tarima con ruedas, se encontraba el capitán Oro completamente atado por un pilar. La gente, al verlo, comenzaron a abuchearlo y lanzarle piedras, pero los guardias reales contuvieron a los espectadores para evitar que se abalanzasen sobre el pirata.- ¡Que la reina lo mande degollar!- ¡Maldito pirata! ¡Salvaje!- ¡Que se pudra en el infierno!El rey Zuberi, que encabezaba la comitiva, no evitó lanzar un suspiro de agotamiento. Aunque no salió de aquel puerto, sintió tanta tensión que le costó dormir por las noches. Y es que era la primera vez que enviaba a lord Aries a una zona muy alejada del continente, por lo que temía que la comunicación les fallara. Por suerte, la señal emitida desde el barco fue lo suficientemente potente como para lograr una buena conexión sin tantas interferencias debido al factor del ambiente.Una vez que llegó al trono, vio a su espo
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Capítulo 25. Salvando a los reyes
- ¿Qué tal, querida sobrina? ¿Así es como recibes a tu tía?- ¿Qué haces en mi palacio?Brida estaba entre histérica y aterrada. Delante de ella se encontraba la persona que asesinó a su madre y quiso apoderarse del trono. Y a pesar de todo eso, no podía negar la realidad de que era su pariente y, solo por eso, no tuvo la suficiente sangre fría para sentenciarla a muerte.Zuberi, por instinto, rodeó a Brida con sus brazos y, sin apartar la mirada a la duquesa, comentó:- Supongo que alguien de la Corte, o el personal mismo del palacio, te dio una mano para ingresar aquí fácilmente. Si no, no me explico cómo pudieron sortear los radares anti intrusos que están instalados por los alrededores.Apenas dijo esas palabras, un par de soldados de la reina se acercaron y trajeron a rastras a una pareja, a quienes la pillaron rondando por los pasillos y haciéndoles pasar a los últimos piratas que quedaron retrasados.Rubí, al verlos, los señaló y gritó:- ¿Mamá? ¿Papá?La mamá de Rubí comenzó a
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Capítulo 26. La princesa en apuros
Los reyes, soldados, sirvientes e invitados vieron con impotencia cómo se llevaron a Mara y Rubí hacia las afueras del palacio. La duquesa Sonia y el capitán Oro se abrazaron, mientras que los piratas celebraban su pequeña victoria.La mujer miró por última vez a Brida y, con una sonrisa maliciosa, le exigió:— Entrégame cincuenta lotes de oro y diamantes y liberaré a las chicas. Firma tu renuncia al trono y dejaré de atacar el reino. Tienes una semana para prepararlo todo, si no quieres ver el cuerpo de tu hija flotando en alta mar.Una vez que se marcharon, todos los invitados permanecieron en sus puestos mientras intentaban recuperar la calma tras la invasión al palacio. Zuberi soltó a Brida y esta, ante la vista de todos, le golpeó en la cara.— ¡Majestad! – intervino lord Aries, quien se puso delante del rey Zuberi para defenderlo - ¡Todo esto es mi culpa! ¡Por favor, no se desquite con su esposo!— ¿Qué quieres decir, capitán? – preguntó Brida, al borde de la histeria.Lord Arie
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