Cuanto más pensaba, más nerviosa se ponía, el rostro de María palideció instantáneamente como si hubiera perdido toda su sangre, sus manos temblaban incontrolablemente, sus dedos golpearon la taza de café con leche y toda la taza se volcó sobre ella. Permaneció inmóvil, olvidando esquivarla, y el café caliente se derramó por completo sobre ella, emanando vapor.—María… ¿estás quemada? —exclamó Daniela, preocupada, mientras corría hacia ella con un pañuelo para limpiar las manchas.María la apartó lentamente, temblando sin control, con una expresión amarga en su pálida cara. —Daniela, ¿qué debo hacer si, por casualidad, estoy realmente embarazada?Un producto de una noche loca solo podía ser un bastardo, ¡solo podría ser un bastardo!—María, no te preocupes tanto —dijo Daniela mientras la abrazaba con fuerza, sintiendo una profunda tristeza al ver su rostro angustiado—. Me tienes a mí, y también a Manuel a tu lado. ¡No tengas miedo! Lo primero que debes hacer es ir al hospital para una
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