Yaritza, aferrada a la última esperanza, hasta que un aroma desconocido se dispersó en el aire, haciéndole darse cuenta de que no era Diego, lo cual extinguió la última chispa de luz que había encendido en su corazón.Un tanque de oxígeno portátil apareció, y una máscara de oxígeno se colocó sobre su boca y nariz.El instinto de supervivencia restante la hizo inhalar profundamente el oxígeno, agarrando con fuerza la muñeca del hombre, sujetando el reloj en su muñeca, como si eso fuera su única esperanza de vivir.A su alrededor, todo estaba en silencio, solo se escuchaba su respiración agitada...Desde el borde de la muerte, Yaritza fue bruscamente arrancada de vuelta a la vida, y en ese momento, despertó completamente.Después de que su respiración se estabilizó, un frasco de medicina fue colocado en su palma, y el hombre se alejó.Yaritza, con dificultad, levantó la cabeza y vio su imponente figura de espaldas, y la mano que tenía detrás, en cuya muñeca llevaba el reloj que ell
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