La búsqueda de la dichosa madame estaba resultado en nada, era un maldito fantasma, el cual se había vuelto su obsesión; si era un maldito fantasma, cada vez que tenía a un hombre que supuestamente trabajaba para ella, era la misma cosa, no decían nada, no importaba cuanto dolor y sufrimiento les causaba, ellos permanecían callados. —Han pasado cuatro años, ¿no vas a dejar de buscar a la madame? —preguntó Fiorela, después de la muerte de Ares, lo siguió a Sicilia, Luca no era tonto, supo cuando la vio en el centro de Palermo ¿qué hacía ahí?Esa mujer no se cansaba de humillarse, no tenía dignidad, eso le quedaba claro.—No, la buscaré hasta el último aliento de mi vida —dijo mirando la fotografía de Anastasia, que llevaba consigo en todo momento. —Yo creo que es algo inútil, ya es hora que vivas tu vida, deja el pasado atrás, deja que Anastasia descanse… —golpeo con fuerza la mesa con el puño cerrado, eso jamás iba a suceder, no podía estar en paz sabiendo que esa mujer seguía respi
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