Iker pasó una mala velada junto a sus amigos y a Bianca, la potencial conquista que acabó sin quererlo volver a ver. Monique fue dura con él, pero necesitaba de alguien que le dijera la verdad sin ningún tipo de anestesia. Apolo hubiese tenido más filtro al momento de hablarle, pero estaba de acuerdo con la actitud tomada por su esposa. Los siguientes días, él pensaba en todo lo que había pasado en su vida los últimos años. Él se había acostumbrado a tener a Audrey pendiente de los pasos que daba. Ella era una verdadera dulzura que lo miraba totalmente enamorada a cada minuto. Le encantaba tener su atención, pero lo mataba la culpa de lo que podría sentir su madre al enterarse de la chica en la que había puesto sus ojos. Llegado el domingo, el fue a la casa de sus padres. Necesitaba hablar con su madre y contarle lo que le sucedía, aquella verdad que ella tantas veces había querido saber. -Papá necesito hablar con mamá, a solas- Así fue como saludó a su padre, quien sin dudar tomó
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