Todos los capítulos de Wolfsong: La pequeña heredera alfa.: Capítulo 91 - Capítulo 100
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Capítulo 23.2
*Volviendo al presente * –¿Oh? También lo notaste –preguntó Gael con un tono pícaro –¿Se decidió? –le preguntó a Gael, quien hizo una mueca –Yo no lo pondría así – –¿De qué hablan? –preguntó Egan Ante la pregunta del joven, Anna y Gael intercambiaron miradas dudosas. –Supongo que no tiene nada de malo que le cuentes, después de todo, a estas alturas, la propia Eli ya lo sabrá, ambos se marcharon poco después que ustedes –dijo Gael alzando las cejas un par de veces Ante sus palabras, Anna se giró hacia Egan y tiró de él para que se inclinara. –Gino y Elizabeth son compañeros –le susurró al oído Al escuchar sus palabras, los ojos de Egan se abrieron completamente al igual que su boca, denotando así, su enorme sorpresa. –¿Egan? –lo llamó Anna al ver que este no decía nada –¡Egan! –repitió tronando sus dedos frente a los ojos del joven –¿Desde cuándo lo sabes? –le preguntó a Anna –Desde ayer ¿Y tú? –le preguntó Anna a Gael al tiempo que intentaba acercarse a él, sin embargo, Eg
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Capítulo 23.3
Conforme la noche iba avanzando, los invitados comenzaron a abandonar el lugar al igual que los alfas y sus respectivas Lunas, mientras que, sus hijos, que rondaban entre los dieciséis y los veinte años, se quedaron para seguir la fiesta junto con Anna y el resto de los miembros de Loto de Luna que aún seguían ahí. Cuando el último alfa se marchó, Iva y Alastor, regresaron a la casa del alfa, acompañados por Nora, Adriano y el pequeño Ares, quien se había quedado dormido en los brazos de su madre. Lo siguientes en marcharse, fueron Camelia y Luka, acompañados por Zinerva y Daryl, quien se había colado en la mesa de Anna y sus amigos, quienes disfrutaron de su compañía hasta que Zinerva lo tomó del cuello de la camisa y lo alejó de ahí entre las risas de los jóvenes, quienes volvieron a su conversación. –Por la diosa –dijo Egan entre risas –No tenía idea de que eras tan ocurrente – –Bueno, eso es porque he crecido manteniendo un perfil bajo toda mi vida, desde hace un par de días qu
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Capítulo 23.4
Mientras que en Loto de Luna todo era felicidad y gozo, en un bar a las afueras de Wolfsong, un joven bebía sin parar. Las botellas apiladas en su mesa indicaban que llevaba bastantes horas en el mismo lugar. –Voy a cerrar –le dijo el dueño del bar –¿Quieres que llame a alguien de tu manada? – –¿De mi manada? –preguntó el joven hipando –¿Qué manada? – –¿No perteneces a la manada del alfa Guido? – –Pertenecía, fui expulsado hace dos días…– El dueño del bar frunció el ceño, nadie le había informado de ningún exilio. –¿Tienes dónde quedarte? –le preguntó al joven, quien negó con la cabeza –No tengo nada…– –¿Qué hay de tus padres? –preguntó el dueño, quien observaba atentamente al joven, el cual no pasaba de los veinte años –¿Mis padres? –resopló el joven escupiendo algo del trago que estaba bebiendo –Se olvidaron de mí, al parecer, mi comportamiento los avergonzó demasiado, ni si quiera intercedieron por mí ante el joven alfa –dijo entre dientes –Vale, ¿por qué no te quedas en l
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Capítulo 23.5
Tras dejar a su compañero, Elizabeth suspiró y apresuró el paso para alcanzar a sus amigos.La joven se sentía en las nubes, uno de sus más grandes sueños se habían hecho realidad, por lo que una boba sonrisa adornaba su rostro y no le importaba.¡El chico que le gustaba era su compañero!Disimuladamente, se pellizcó el brazo para comprobar que no soñaba, al sentir aquel pequeño dolor, su sonrisa se ensanchó, sobre todo, al ver a Anna esperando por ella a medio camino mientras comprobaba su teléfono.–Gracias por esperarme –le dijo cuando la alcanzó–No pasa nada ¿Todo bien? –preguntó Anna sin apartar la mirada de la pantallaElizabeth suspiró y asintió antes de dirigirle una rápida mirada a la casa de la manada.–La verdad, es que sí –dijo con ilusión –Gino es todo lo que imaginé ––Mmm, que bien, me alegro ––Gracias, ¿sabes? Ayer me pasó algo muy extraño, verás, en lugar de transformarme en una loba me transformé en un pony –dijo Elizabeth al tiempo que fruncía el ceño y observaba
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Capítulo 24: Dejar el anonimato.
Convencida de que apenas había cerrado los ojos, Anna gruñó al sentir que alguien le arrebataba sus suaves y cálidas cobijas.–¡Venga! Arriba perezosas –exclamó Elizabeth alegremente–¿Qué quieres? –gruñó Anna –Nos acabamos de dormir –Tras escuchar el gruñido de Alice apoyándola, Anna comenzó a buscar a tientas su cobija para volver a cubrirse–Venga, vamos, sin quejas –dijo Elizabeth arrebatándoles las sábanas nuevamente –No me hagan lamentar haber sacrificado mi precioso sueño al haber puesto una alarma para que ustedes, las futuras alfas, puedan quedar bien frente a los demás alfas –Ante su abundante energía, ambas jóvenes gruñeron y se encogieron en su lugar.–Muy bien, con que así serán las cosas –dijo Elizabeth subiéndose las mangas de su pijama hasta los codos –Que conste Adeline, yo se los advertí ––¿Por qué me tenías que despertar a mí? –preguntó Adeline antes de cubrirse con su cobija hasta la cabeza–Porque si Amara aparece e intenta matarme, necesitaré que corras por el
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Capítulo 24.1
Al escuchar la pregunta de Elizabeth, Alice bajó el cepillo que estaba usando y lo dejó en el tocador antes de observarla a través del espejo, –La intención de mi padre era echarlo cuando se enteró de que no le había avisado de mi accidente, sin embargo, Víctor se justificó de tal manera que, incluso yo le creí –dijo Alice frunciendo el ceño ligeramente –Tras cumplir con su castigo, mi padre lo puso en periodo de prueba, por lo que, desde entonces, Víctor ha trabajado como nunca, sin embargo, al igual que los guerreros que te acosaron anoche, es otro más que no cree que una mujer pueda ser alfa, por lo que me ha saboteado en varias ocasiones, para que, cuando llegue el día, su hijo me desafíe por el puesto de alfa…– –¿Cómo sabes eso? –preguntó Elizabeth sorprendida ante la actitud derrotada de la joven –Me lo dijo Tom, su hijo, me dijo que a él no le interesaba y que probablemente, deje el territorio con el que se supone sería mi delta…– –¿Por qué…? – –Charlie no quiere ser delta,
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Capítulo 24.2
–¿Le importa si hablamos afuera? –le preguntó Amelia tras sacudir la cabeza suavemente –Me gustaría atestiguar este momento – Ligeramente extrañada por el comportamiento de Amelia, Anna asintió y le indicó a la joven que saliera primero. “Tal vez, no es que Amelia sea difícil de sobrellevar, tal vez, ella es más empática con las mujeres que compartimos su mismo rol” –pensó Anna, con lo que Amara, estuvo de acuerdo, pues, de hecho, contándose a ella misma, a Amelia y a Alice, sólo había cuatro herederas al título de alfa –Por cierto, ¿puedo hablarte de tú? –preguntó Amelia mientras se dirigían a la salida principal –Puede que no lo parezca, pero me molesta el formalismo – –Claro Amelia, te entiendo perfectamente –dijo Anna Cuando ambas dejaron la casa de la manada, Anna buscó directamente a Alice, quien se encontraba de pie frente a la mesa de sus padres, quienes eran acompañados por la Luna Catherine e Iva. –Amelia, ¿A qué te referías con qué no te habías equivocado con Alice? –p
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Capítulo 24.3
Sin saber muy bien si sentirse alagada o insultada, Anna dirigió su mirada hacia el joven que se había acercado a ellas. Era un joven bastante alto, de cabello avellana y ojos dorados como la miel, el cual, si no le fallaban los cálculos, tendría la misma edad que Dante. “Alagada será…”–gruñó Amara débilmente al ver que el joven le sonreía amablemente –Anna, él es el futuro alfa de la manada Niebla Dorada, en Rónan –lo presentó Amelia –Félix Amato, es un honor señorita Anna –dijo Félix dirigiéndole una pequeña inclinación antes de extenderle su mano –El honor es mío joven Félix –dijo Anna sujetándose la cabeza con una mano antes de estrechar la de Félix –El alfa Alastor tiene razón debería comer algo –dijo Félix ocupando el lugar a su lado –Le ayudará con el mareo – Anna asintió, sin embargo, se mantuvo en su lugar y dio un sorbo a su jugo, estaba segura de que, si se ponía de pie, su mareo sólo empeoraría. –El aura que desprende el alfa Alastor cuanto utiliza su voz alfa es sum
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Capítulo 24.4
Ante la petición de su hija, Alastor frunció el ceño y negó con la cabeza. –No creo que estés lista para eso –dijo al tiempo que la guiaba de regreso hacia la casa de la manada –Además, creo que deberías aprovechar el día para ponerte al corriente con tus deberes, mañana tendremos la rueda de prensa y el martes volverás al instituto – –¿Y eso nos llevará todo el día? –preguntó Anna, quien había supuesto que podía adelantar algunos deberes ese día, y otros, después de que fuera “representada” ante el mundo humano el día siguiente –Debemos ir a arreglar tus papeles pequeña, mañana tu madre, tú y yo, estaremos fuera del territorio gran parte del día, así que más tarde, Marcia vendrá a ayudarte – –Papá, dime que estás bromeando – –Veo que ya le dio las malas noticias –dijo Gino riendo cuando padre e hija, entraron a la oficina que Alastor tenía en la casa de la manada –¿Al menos puedo dormir una siesta? –preguntó Anna derrumbándose en un sillón junto a Gino, mientras que Alastor, ocu
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Capítulo 24.5
Con el corazón en la garganta, Dante tuvo que tragar antes de volver a hablar. –“¿Ah no? ¿Entonces?” –preguntó tratando de controlar su emoción –No, yo estaré contigo y te ayudaré en todo –dijo Anna, quien se sentó en el alfeizar de su ventana –Para ese entonces, ya tendré un año en la manada y ya los habré conocido a todos al igual que el territorio, así que, sin duda, podré ayudarte, o al menos, eso espero, pues de momento, sólo veo las mil y un responsabilidades que ahora tengo…– Al escucharla, Dante soltó una carcajada, sin embargo, su corazón se llenó de esperanza, por lo que una radiante sonrisa se dibujó en su rostro. –“Es verdad, tú estarás conmigo, pequeña alfa… En cuanto a lo demás, ya verás que te acostumbrarás, desgraciadamente, así es la vida de un heredero, desde muy jóvenes, llevamos vidas muy ocupadas, pero todo es por el bienestar de nuestra gente”– –Entiendo lo que dices –dijo Anna mirando por la ventana, algunos hombres y mujeres habían comenzado a limpiar el lu
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