Federico entró al hospital a toda prisa, él necesitaba cuanto antes saber la verdad y tenía la esperanza de que el joven, quien según le habia dicho, había salvado a Lizy de ser asesinada. Apenas entró a la habitación, vió que su madre lo estaba acompañando. La pobre mujer, apenas lo vió lo miró con agradecimiento, pero también con vergüenza y pesar. _ Señor, mi hijo pagará el mal que ha hecho, yo no lo eduqué para esto ... por más necesidad que tengamos, jamás voy aceptar lo que hizo _ le dijo la señora _ le agradezco lo que ha hecho por él aunque no lo merezca. Federico se acercó a la mujer y la miró con compasión, era una pobre mujer cuya vida pendía de un hilo, era por esa razón que su joven hijo había aceptado semejante trabajo. _Señora, su hijo salvó a mi esposa. Ella está viva gracias a él _ le dijo sonriendo. Juan no pudo más que sentir una inmensa alegría. _ ¡¿La señorita está viva?! Oh Dios, cuanto me alegro por ella... digame que encerraron a las personas que hiciero
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