Gracias al apoyo de Valentina, Mónica logró entrar a la Universidad de Coralia. Mientras estudiaba, trabajaba en un restaurante de lujo, donde veía a personas adineradas a diario, pero un pequeño error de su parte podía desencadenar en reprimendas. Se había acostumbrado a ser extremadamente cautelosa. El claxon de ese coche de lujo activó su instinto de humildad.—Lo siento… —Mónica bajó la cabeza, disculpándose repetidamente. No podía permitirse provocar a la gente poderosa de Coralia y mucho menos a la de Guadalajara.La ventanilla del coche se bajó lentamente, revelando a Cristina, quien, por un momento, se vio a sí misma en Mónica, recordando su propio pasado. Pero rápidamente recuperó la compostura.Con una mirada fría, Cristina observó a Mónica. De repente, su expresión cambió a una sonrisa amable mientras salía del coche y se acercaba a ella.—¿Estás bien, querida? —preguntó Cristina con una voz llena de preocupación.El tono amable sorprendió a Mónica, que levantó la vista y se
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