Ella reprimió sus sentimientos de resentimiento y, con los puños apretados, dio un paso adelante para enfrentar a Emiliano. Lo miró fijamente con sus ojos enrojecidos.—Emiliano, sé sincero conmigo, ¿no quieres casarte conmigo? Si te gusta mi hermana y no quieres divorciarte, no te forzaré. Todavía
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