Dimitri observaba el ambiente silencioso del bosque, donde solo se podían escuchar los sonidos nocturnos de la naturaleza. La luz de la luna iluminaba débilmente el claro donde él y César habían acampado, dando a la escena una apariencia etérea.César dormía profundamente, su respiración suave y regular evidenciaba el cansancio de una larga caminata. Dimitri miró a su amigo, sintiendo un nudo en su estómago. Sabía que la hora había llegado. Dimitri necesitaba seguir adelante solo y dejar a César atrás.El corazón de Dimitri se apretó con la idea de dejar atrás a su amigo leal, aquel que lo había salvado innumerables veces en sus viajes. Sin embargo, también sabía que, al continuar el viaje juntos, pondría en riesgo la vida de César. Dimitri tenía muchos enemigos y sabía que, tarde o temprano, ellos los encontrarían.Dimitri se levantó despacio, tratando de no despertar a César. Tomó su mochila y la acomodó en su espalda.Dimitri miró a César, que dormía pacíficamente, y recordó todas
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