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Todos los capítulos de Sabor Chocolate: Capítulo 51 - Capítulo 60
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Capítulo 51. En las buenas y en las malas
Ricardo se mesó el cabello con frustración, el dinero no era el problema. Aquí lo importante era hablar con la empresa encargada de darle mantenimiento industrial a las calderas.—Solicité las pólizas de seguro y también una reunión con el gerente de la empresa responsable de todo esto. De una u otra manera tiene que responder por esto que ha sucedido.Ricardo negó.—¡La vida de mis trabajadores ha estado en peligro por culpa de terceros! —exclamó con frustración.—Nos confiamos, Ricardo, nunca habíamos tenido problemas antes. ¿Cómo podíamos adivinar que algo no iba bien? —Renato trató de cortar la tensión en el ambiente, aunque sabía que era imposible. Conocía a Ricardo lo bastante bien, como para saber que no iba a calmarlo con aquella explicación.—Imaginó que solicitaran la revisión de todas las calderas.—Sí, el equipo experto llega mañana y no podemos estar presentes. Es parte de la investigación, solo nos resta esperar —expuso Renato.—Confiemos que solo se haya tratado
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Capítulo 52. Son como el día y la noche.
«El novio de Grace»Decir que Grace estaba sorprendida era quedarse corto, la modelo no podía creer que Renato se hubiese presentado como su novio. Un calorcito recorrió su cuerpo y se mordió el labio para controlar el impulso de besarlo delante de sus padres.—Un placer, Renato. Estoy gratamente sorprendido. ¿Sabes que eres el primer novio que le conocemos a Grace? —preguntó.Esta vez fue el turno de Renato de sorprenderse, miró a Grace y sonrió al verla sonrojarse.—¡Papá! ¡Tienes de discreto lo mismo que un elefante en una cristalería! —exclamó.Hank rio.—Pues no digo ninguna mentira, cariño, ¿no es verdad, amor? —preguntó Hank a Jane.—Deja de exponer a Grace, cielo —le pidió la mujer, pero tenía una sonrisita en los labios que la delataba, ambos estaban disfrutando de lo lindo a sus costillas.—¿Un trago? —ofreció Hank, luego de un corto silencio.—Gracias —aceptó Renato.Hank caminó al bar para servir cuatro copas.—Yo iré a la cocina, quiero asegurarme de que todo esté bien, a
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Capítulo 53. ¿Quién castiga a quién?
Luego de la cena y de una hora de conversación, Renato y Grace se despidieron de Jane y de Hank.—Ha sido un verdadero placer conocerte, Renato —expresó Jane.—El placer ha sido mío, señora Jane, gracias por la invitación y por su hospitalidad —respondió él, como todo un caballero.—No tienes nada que agradecer, ha sido un placer tenerte en casa, eres bienvenido —expresó con sinceridad.Renato asintió, tomó la mano de la mujer cuando esta se la ofreció y se despidió con un beso sobre el dorso.—Hank —pronunció Renato, al final de la noche las formalidades se habían perdido a solicitud del padre de Grace, quien le había pedido, lo tratara de tú y no de usted. Alegando que ahora eran familia.—Ha sido un gusto muchacho —dijo el hombre, tendiéndole la mano.Renato le dejó un ligero apretón mientras Grace volvía con el bolso en la mano.—Nos estamos viendo —pronunció la joven, despidiéndose de sus padres con un beso. Estuvo a nada de ofrecerles una visita para el día siguiente, pero… no s
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Capítulo 54. ¡Deja de mirarme!
«¡Michael!»El grito de Larissa hizo que el hombre despertara de manera brusca. Si la joven no estuviera tan molesta como lo estaba, se habría reído de Michael.El pobre hombre salió de la cama tan rápido, que terminó enredándose en las sábanas y aterrizando en el piso.Larissa se mordió el labio para contener su risa, en su lugar, enarcó una ceja y miró a Michael con molestia.—¿Qué ha pasado? ¿Por qué gritas? —preguntó ligeramente aturdido.—¿Qué pasó? —cuestionó ella como respuesta, y sin dejarle terminar agregó—: ¡Eso es lo que yo te preguntó, Michael! ¿Qué es lo que hacías durmiendo a mi lado y con tu brazo sobre mi cintura?Michael tragó el nudo que se le formó en la garganta, cualquier explicación que le diera iba a molestarla y si no le decía nada, estaría enojada de igual manera.—Te hice una pregunta, ¿por qué no dices nada?—Te quedaste dormida, traté de despertarte y no conseguí nada. ¡Duermes como un tronco! —gritó, tratando de sonar divertido.—¿Y por eso te has metido a
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Capítulo 55. Celos
El cuerpo de Michael tembló de enojo mientras veía a Larissa sonriéndole al tipo que la sostenía de la cintura, como si fuera lo más natural del mundo. ¡Como si tuviese el derecho de hacerlo! Con paso firme caminó hasta la pareja, sus manos se habían convertido en dos puños y sus nudillos cambiaron de color por la fuerza con la que los apretaba.Ajena al cúmulo de emociones y enojo que Michael sentía, estaba Larissa, sonriendo de oreja a oreja sin poder creer que el mundo fuera tan pequeño como un pañuelo y, que al primer doblés y estando lejos de América, se encontrase con Cristiano, el hermano de su padre.—No puedo creer que estés en Milán, ¿qué es lo que te ha traído tan lejos de tu amado São Paulo? —preguntó ella sin borrar la sonrisa de su rostro.Larissa se sentía feliz de tener un rostro conocido en un lugar tan lejos de su natal Brasil, aunque le gustaba la ciudad de São Paulo, siempre había soñado con una vida en Nueva York, brillando sobre las mejores pasarelas del mundo.L
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Capítulo 56. No tengo pruebas
La conversación entre Carlota y Ricardo se interrumpió con el regreso de Kate al comedor, sin embargo, Ricardo no dejó de pensar en la posibilidad de que Jack se robara la herencia de su esposa. Aunque el dinero no era lo importante, era un delito lo que había cometido en contra de Kate, no solo eso, sino que había tenido las pelotas de tratarla como si fuese una arrimada, cobrándole por ocuparse de ella y de la abuela, haciéndole chantaje y sometiéndola a su voluntad.—Has estado muy distraído desde la cena, ¿sigues preocupado por lo sucedido en la fábrica? —preguntó Kate.Había observado a Ricardo en silencio y le parecía que había algo que no le estaba diciendo. Kate podía asegurar que ya lo conocía bien y sabía cuándo algo le preocupaba, y es que lo sucedido en la fábrica era de mucha preocupación, no quería que Ricardo enfermase de tanto pensar, lamentablemente, no podían cambiar las cosas y solo restaba esperar lo que estaba por venir.Ella había estado investigando por su cuent
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Capítulo 57. ¿Qué sucede?
Kate se detuvo de manera abrupta cuando un dolor agudo atravesó su pecho. Fue un dolor que le hizo expulsar el aire de los pulmones, se tambaleó y tuvo que sostenerse de la pared. El jadeo que abandonó sus labios fue lastimero y no podía explicarse el origen. No había nadie con ella, no había sido golpeada por nadie, pero dolía.—¿Kate? —la voz de Grace llegó lejana, ella trató de enfocarse, pero no logró ver el rostro de su amiga.La respiración de Kate se aceleró y un frío corrió por su cuerpo, ¿iba a desmayarse? Kate no tuvo tiempo de responderse, sus piernas perdieron fuerza y cedieron ante su peso, haciendo que cayera al piso.—¡Kate! —Grace corrió en el momento que miró a Kate desvanecerse, su corazón se agitó lleno de preocupación —. ¡Kate! —gritó, aterrizando en el piso y tratando de despertarla.Los esfuerzos de Grace fueron inútiles, Kate no atendió al llamado de su amiga, lo que llevó al borde de la histeria a Grace.—¡Ayuda! ¡Alguien llame una ambulancia! —gritó Grace, lle
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Capítulo 58. Cuarenta y ocho horas.
«Es Ricardo, Kate. Ricardo fue atacado a tiros. Está siendo operado en uno de los hospitales al Este de la ciudad».Kate miró a Renato como si le hubieran salido dos cabezas, su mente se negaba a aceptar las palabras dichas por el abogado; sin embargo, estas continuaron repitiéndose en su cabeza, resumiendo la información en seis palabras. Seis palabras que calaron en lo más profundo de su ser, al ver la seriedad y el miedo en el rostro de Renato.«Es Ricardo, fue atacado a tiros».—No, no puede ser. Esto debe ser una broma de mal gusto —murmuró. Kate agradeció el estar sentada, pues de otra manera habría terminado en el suelo. Su corazón se agitó, cuando Grace se sentó a su lado y tomó su mano.—Tenemos que ir, Kate —le indicó.—Claro, tenemos que ir, puede ser un error. Tal vez la información es errónea y no sea Ricardo quien entró al hospital. Se pueden confundir, ¿verdad? —preguntó esperanzada. Kate se negaba a aceptar que Ricardo hubiese sido atacado a tiros. —Vamos a co
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Capítulo 59. Me he quedado dormido.
Larissa intentó alejarse, pero la mano de Michael sobre su cuello se lo impidió y la presión sobre su boca se hizo tanta, que, no pudo resistirse, terminó abriendo los labios y saboreó el beso de Michael como si fuera el más dulce de los elíxires. Todo estaba mal, Larissa lo sabía. Sabía que debía detener aquella locura, Michael era un hombre cambiante y como ahora la besaba con ternura, también podía despreciarla en un abrir y cerrar de ojos. Nadie podía culparla por desconfiar de su jefe, era lo que le había mostrado varias veces en este tiempo; pero no podía negar que el beso era abrasador, tanto, que calentó cada centímetro de su cuerpo. Quizá eran las hormonas del embarazo jugándole una mala broma. Tal vez, era su deseo dormido por sentirse atractiva e interesante para el sexo opuesto, por lo que fuese, lo estaba disfrutando.Michael no tenía ninguna cavilación, el hombre se sentía en las nubes mientras besaba a Larissa, preguntándose, ¿cómo había hecho todo ese tiempo para no
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Capítulo 60. Tuve una emergencia
«Fue Jack.» —¿Has dicho algo, Kate? —preguntó Grace, quien la escuchó murmurar, pero sin comprender.—Ha sido Jack —repitió Kate, apartándose del hombro de su amiga y mirándola con el rostro desfigurado por el enejo y el dolor.—¿Cómo puedes estar segura?—¿Cómo no puedo estarlo, Grace? —fue Jack, vino a casa hace unos días, luego de volver de nuestro viaje. Quería hablar con Ricardo —musitó, Kate no recordaba si ya le había platicado eso a su amiga o no, de igual manera, continuó hablando —. Me amenazó con destruir nuestras vidas, también dijo que el día que Ricardo no estuviera… ese día iba a hacer que me arrepintiera —expresó.Grace la miró mientras Kate se levantó de la silla.—Eso no quiere decir que Jack fuera capaz de halar el gatillo para dispararle a Ricardo.—Es capaz de eso y de muchas cosas más, Grace. He estado pensando durante los últimos días, que, quizá mis padres no sufrieron un simple accidente de auto.—¿Quieres decir que…?—Sí, es lo que quiero decir. Mi padre no
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