Natalie frunció el ceño al mirarlo, algo irritada. —¿Puedes dejar de buscarme? Sí, estuvo mal por mi parte casarme contigo sin tu consentimiento, pero también te ayudé con tu pierna, ¿verdad? Además, estoy segura de que en estos tres años no te he engañado. Ahora quiero irme y vivir mi propia vida, ¿no es una solicitud razonable?Leonardo abrió los ojos de par en par y tardó varios segundos en decir: —Lo dejé claro, ¡el divorcio no es posible! Ya investigué, no has estado con Bryan estos días. Entonces, ¿dónde has estado y cómo conseguiste estos cinco millones? Si no quieres que siga investigándote, ¡vuelve conmigo inmediatamente!Natalie apretó los puños y, después de una breve lucha interna, se zafó de su agarre y subió al coche.En el camino de vuelta, ninguno de los dos dijo ni una palabra.Natalie estaba más que frustrada y se preguntaba qué demonios pretendía Leonardo.A sus ojos, si estaba dispuesta a divorciarse, ¿no debería él haber iniciado de inmediato los trámites del divor
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