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Todos los capítulos de Una Esposa Muda para el CEO: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31: Los sacrificios de una madre
Samara RogersLos días se me pasan lentos, angustiantes y agotadores. No he conseguido un nuevo trabajo y estoy mermando mis ahorros sin poder controlarlo, así que mi alimentación la he reducido sólo a lo necesario para que alcance todo lo posible y así priorizar las necesidades de mis hijas.Al menos no tengo grandes deudas y si mantengo una economía austera los ahorros pueden alcanzar un mes más.Llego a la guardería donde las gemelas están tan felices como siempre, las abrazo para recargarme de esperanza, una que voy a necesitar mañana para logra encontrar un trabajo en lo que sea, pero al no tener referencias todo se vuelve más difícil, porque el único que puede darlas es el mismo infeliz que me corrió por querer dejarme abusar.Llegamos a la casa, las gemelas dejan sus mochilas colgadas y se sientan frente a la televisión a esperar a que les prepare algo de comer, pero noto a Willow algo extraña y no dudo en preguntarle qué le sucede.—Willow, ¿te pasa algo bonita?—No, mami —me
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Capítulo 32: Los niños de sus sueños
Jake HuxleyA pesar de querer ver de nuevo a Beatrice, he tratado de mantenerme lo más alejado posible, porque al mismo tiempo que esa mujer me llama, me hace recordar que no quiero nada con ninguna para no pasar lo mismo de antes.Me dejo caer en el sofá de mi mansión dispuesto a quedarme allí o donde me pille la noche, porque a mi cama no quiero ir, se me hace un desperdicio ocupar un espacio que ni siquiera disfruto, hasta que el teléfono me saca de mi autocompasión.“Hola, tío, ¿cómo tas? —la voz de mi sobrina me saca una sonrisa instantánea y le respondo animado.—Ahora mucho mejor de oír a mi sobrina hermosa, ¿y tú cómo estás, preciosa?“Ben, felí, poque manana teno oba y quero ivitate.—¡Pero por supuesto que iré a tu obra, preciosa! Ahora mismo cancelo todas mis reuniones y me iré a Oxford. Es más, te invitaré a comer, ¿te gusta la idea?“¿Amguesa?—Lo que tú quieras, mi vida, dame con mamá —escucho un ruido y le digo a mi hermana—. ¿A qué hora es?“A las cinco de la tarde, pe
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Capítulo 33: Un hombre que ha sufrido
Jake Huxley—Vamos, Jake… levántate, cariño, vamos —la voz dulce de mi hermana me hace reaccionar un poco, sólo lo suficiente para ponerme de pie, la miro con la angustia hablando por mí y le digo.—Tengo que ir por ellos.—¡No, Jake! —pero es demasiado tarde porque yo ya he echado a correr hacia el otro extremo de la parte trasera del escenario. Los veo en medio de la multitud en los brazos del hombre que ríe con ellos.Trato de pasar por entre todos, pero entre los adultos y los niños no puedo lograr alcanzarlos. Cuando consigo salir del teatro los veo montarse en una camioneta y aunque corro, ellos se van de allí sin que siquiera pueda ver las placas del auto.—¡Maldición! —digo tirándome el cabello y dejando que las lágrimas caigan con desesperación. Pero de pronto una figura me llama la atención en medio de la multitud y decido seguirla, mis pies se van solos por la calle y cuando veo que la chica se acerca a la parada de autobús con su bolso, corro hacia ella, la tomo por el bra
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Capítulo 34: Un pasado que regresa
Samara RogersMi situación se hace cada vez más insostenible, sólo he conseguido trabajos de medio tiempo que no me dan lo suficiente y como si fuera poco, me han botado luego de los días de prueba al contactar con mi antiguo empleador y por supuesto que ese idiota les está dando terribles referencias.Ahora entro a un bar que no me queda tan lejos de casa, lo que me sería útil porque queda también cercano al jardín de mis gemelas. Al entrar veo que están ordenando las mesas, ya que abren en un poco más de una hora.—¡Está cerrado! —grita un hombre regordete en cuanto oye el sonido de la puerta cerrarse. Sin embargo, cuando se da vuelta su expresión de desagrado cambia completamente a una que me gusta muchísimo menos—. ¿Disculpe, señorita, dígame, qué se le ofrece?—Allá afuera tiene un letrero anunciando que necesita una camarera y quisiera saber si el puesto todavía está disponible.—Por supuesto, todavía tengo un puesto disponible y la necesito de manera urgente. Dígame, ¿tiene exp
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Capítulo 35: "Me bastó un beso"
Lily Lloyd—¡Esto está mal! —exclamo con frustración y Mitch me mira preocupado.—¿Hay algún problema con el documento o con el proceso?—¡¡Conmigo, Mitch! Conmigo… —apoyo los codos en el escritorio y entierro mi rostro entre mis manos—. Yo soy la que está mal y no me puedo concentrar.—¿Puedes decirme algo que no sepa? —separo mis manos y lo veo a través de ellas—. Desde ese encuentro fuera del teatro no has hecho más que perderte en tu mundo y no sé si es porque estás ansiosa por encontrar a tu gemela o porque quieres saber qué demonios le pasó a Huxley.—Por las dos —él levanta una ceja y suspiro recostándome en el sillón—. Pero más por lo de Jake.—Yo creo que por hoy hemos terminado.—Mitch, son las diez de la mañana.—Exacto, de aquí a Londres son como… dos horas de viaje, por lo que te sugiero salgas ahora mismo de aquí para que llegues temprano, hables con él y te regreses antes de la cena.—No puedo irme así nada más, debo avisarles a mis padres para organizar quién recoge a
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Capítulo 36: El reencuentro de dos corazones heridos
Lily LloydMe pierdo en sus ojos que no dejan de llorar, en su sonrisa sincera, es que me enamoró cuando lo conocí y por primera vez en tanto tiempo me siento realmente protegida. Yo sólo quería saber lo que en realidad pasó hace tres años, pero nunca me imaginé de lo duro que había sido para él.Una de sus manos me acaricia el rostro y yo me pierdo en aquella caricia, cierro mis ojos sin evitar lo que siento ante ese contacto que tanto esperé.Y todo el rencor, el odio, las ganas de venganza se van al fondo del Atlántico cuando sus labios tocan los míos. Sólo es un roce, pero ya no soy dueña de mí, mis manos se cruzan tras su cuello para profundizarlo y sencillamente todo se desata.Jake pasa sus manos por mi cintura atrayéndome a él, quedo sentada a horcajadas sobre él mientras dejamos que ese beso desate todo aquello que nos dejamos dentro por tanto tiempo. Él se separa sólo un poco, apoyo mi frente en la suya y nuestros ojos se enfrentan.—Te amo, Lily… más allá de todo lo que hub
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Capítulo 37: Tres pares de ojos azules
Lily LloydVeo a Jake salir de la oficina totalmente afectado por lo que acabo de contarle, sabía que no iba a ser sencillo, no obstante, ver cómo quiere alejarse de mí sólo porque no se siente digno de mí… me pone mil veces peor y con ganas de enterrar a Martha.Salgo tras y por más que lo llamo, él no se detiene ni mira atrás, y para cuando se sube al ascensor, ni siquiera me mira cuando grito su nombre.—¡Maldición! —se me escapa el grito de frustración. Corro de regreso a la oficina, me coloco los zapatos, tomo mi bolso y mientras taconeo rápido al ascensor llamo a Mitch.“Dime cómo te fu…—¡Mitch! Esto reventó. Él sabe quién soy, sabe de los gemelos y lo de la cárcel.“¡¿Le contaste todo?! ¡Ese no era el plan!—¡¡Ya no hay plan!! ¡Estuvo secuestrado y luego inconsciente! ¡¡Todo lo que pasó fue únicamente obra de esa bruja!! —las puertas se abren al fin, entro chocando con alguien a quien no miro ni le pido disculpas—. Necesito que me mandes las pruebas de que estuve en la cárcel,
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Capítulo 38: La felicidad y la desolación en el mismo mundo
Jake HuxleyCuando me enfrento a la mirada curiosa de mis hijos no puedo hacer nada más que llorar, mientras aprieto firmemente la mano de Lily. Ella me insta con un gesto de la cabeza a que me acerque a ellos, pero son mis pequeños quienes al fin se acercan a nosotros abriendo sus brazos.—¡Mami! —gritan los dos al mismo tiempo, Lily se agacha para abrazarlos para recibirlos y los llena de besos.—¿Cómo están mis príncipes?—¡Ben! —grita uno de ellos, mientras que el otro me mira con curiosidad y se acerca a mí.—¿Quién es, mami? Se parece a mi hemano y mí —Lily se pone de pie, me toma la mano y esta vez se sienta en el piso, tirando de mi para hacer lo mismo.—Él se llama Jake y, aunque no puedan entenderlo muy bien ahora, él es su padre.—No, Mitch… —dice uno de ellos y siento un dolorcito, pero Lily niega con una sonrisa.—No, tesoro. Saben que Mitch es su tío, pero Jake es su padre.—¿Ónde taba? —pregunta el otro y Lily hace que se sienten frente a nosotros.—Bueno, ¿se acuerdan
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Capítulo 39: Pago con sangre
Samara RogersEscucho gente hablar y gritar a mi alrededor, veo a algunos correr y es como si no fuera yo, como si no estuviera ahí en realidad. De pronto, la voz de Bruce me trae a la realidad.—Samara, preciosa… —me guía hasta la oficina de la directora y me sienta allí—. Ya llamé a la policía y la directora fue por las grabaciones de las cámaras, está muy afectada porque el hombre llegó con una historia muy convincente, incluso trajo tu teléfono.«¿Tienes alguien a quién avisarle? Tal vez al padre de las niñas…—No tengo a nadie —le digo perdida—. Desde hace años sólo soy yo y mis niñas —me limpio las lágrimas y siento cómo el corazón se me rompe.—Entiendo… déjame avisarle a Jenny y pedirle a mi hermana que se vaya con ella, estas son las horas de mayor movimiento.—No es necesario, es tu negocio, no lo dejes por mí.—Samara, te considero no sólo mi empleada, sino también mi amiga, no te dejaré sola en esto —me sonríe con sinceridad y sale para hacer las llamadas, mientras yo llor
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Capítulo 40: El infierno lo está buscando
Will RussellCuando cuelgo el teléfono Jake me mira entre divertido y con orgullo, porque sólo cuando estoy realmente cabreado uso el nombre que mi padre amaría que use. Miro a Samara y aprieto los dientes, ella tiene mucho que decirme y no voy a esperar.—Tú… —siseo con molestia y me acerco a ella—. Te largaste con mis hijas, me negaste verlas crecer y ahora te apareces cuando seguro te las quitaron por andar…—Will —me advierte Jake, pero niego, ella me lo debe.—Ella tiene boca, puede hablar después de todo… se hizo pasar por tu mujer para sacarte dinero, para dejarse embarazar —Samara baja la mirada y llora en silencio—. Pero no le bastó con eso, sino que me enamoró porque seguro que pensaba quedarse con la mitad del dinero de los dos.—Eso no es así —intenta decir ella mirándome dolida y con el labio temblando, pero no le creo nada.—¡No mientas! ¡¡Y deja de llorar, que no me vas a convencer!!—¡Pues tú me heriste…! —de pronto se calla, se tambalea y se desmaya. Jake logra sosten
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