Danell, tensa su mandíbula por mis palabras, pero, asiente. Siendo eso algo que me preocupa, porque no es el hombre calmado que no les da importancia a las cosas, si no, el Danell calculador y jefe de un negocio retorcido.Hay varias formas de calmarse o lucir calmado, uno es estar calmado, porque lo que pasa no le toma mucha importancia o no lo perturba, pero, la calma de Danell, me dice que no está cómodo con lo que sucede y mucho menos, le agrada lo que le he dicho.— ¿Qué esperas de mi realmente, Danell? — pregunto curiosa.— No me agrada mucho lo que me estas pidiendo, Dove. No me siento cómodo tenido a una persona desconocida cerca de nosotros. — dice Danell y yo asiento.— A mí tampoco me agrada estar rodeada de personas que lógicamente, no van a respaldarme si algo sucede. Ya que, ellos deben obedecerte, así que, creo que es bueno que estes de mi lado, uno donde n
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