―¿Te encuentras mejor? ―La joven miraba la mesa mientras pensaba en muchas cosas. Era la segunda vez que se dejaba vencer de esta forma frente a Hudson.―Eso creo. ― El muchacho jugueteó con el seguro del botiquín y luego suspiró.―Mi padre asesinó a mi madre. ―Kerrie lo miró con los ojos bien abiertos. Hudson seguía jugueteando con el seguro. ―Tenía ocho años, a nada de cumplir nueve, cuando mi padre decidió llenar nuestro pequeño cuarto de monóxido. Desperté debido a una pesadilla, sin embargo, estaba fuera de mí. Vi a mis dos padres ahí acostados, mi madre no respiraba, el carbón se quemaba al lado de papá. ―Kerrie escuchó cómo se le quebraba la voz mientras le contaba aquella tragedia. ―Mi mamá tenía muchos sueños y mi padre muchas deudas. El creyó que lo mejor era que muriéramos los tres, pero sabes, yo no fui en contra de sus deseos. ―Los brazos de ella lo rodearon con fuerza. Hudson dejó de jugar con el seguro, se quedó quieto. Ella intentaba transmitirle que todo estaría bien,
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