En todo el tiempo que llevo conociendo a Tami, jamás me había sentido tan feliz de verla. Incluso su arrogancia me hacía mucha falta, pero, sobretodo, saber que se encuentra bien, me quita un gran peso de encima, ya que aquella vez que todo se fue por el caño, ella se encontraba con el agente de la DEA.—Deja de llorar, ya llegó tu príncipe sin pene para rescatarte — bromeó, envolviendo mi cuerpo en un abrazo que me supo a esperanza y vida—. No hay mucho tiempo antes que Royce venga a buscarte, así que presta mucha atención a mis palabras. Te daré un teléfono, guárdalo muy bien, ya sabrás tú el lugar adecuado para esconderlo, pero por nada del mundo puedes permitir que ese infeliz lo vea. Tendrás una señal de mí, únicamente cuando recibas mi mensaje. ¿Entendido? —asentí limpiando mis lágrimas—. Ahora bien, te daré un arma para que tengas los medios para defenderte por tu cuenta, por lo menos mientras no estes segura. Le hice una promesa a Wesley, y en verdad lamento haberme demorado e
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