CAPÍTULO 88. Un hombre desesperado
Todo estaba preparado, absolutamente todo. Nate estaba tan nervioso como si en lugar de celebrar un aniversario, fuera a pedirle matrimonio de nuevo, pero esta vez en serio, con los nervios, el amor y la expectación de que aquella mujer compartiera el resto de su vida con él.La amaba. La amaba con todo su corazón y lo único que quería era hacerla feliz.Así que se apresuró a dejar todo listo en casa y volvió a la clínica para buscarla. Se sentó en la pequeña sala de espera y aguardó con impaciencia, pensando que quizás Steven aún la entretenía para que él pudiera terminar.Pero media hora después, Nate miró su reloj con impaciencia y algo que no supo explicar, un presentimiento extraño, se adueñó de él. Tocó con fuerza a la puerta de la sala de rehabilitación y se le hizo de repente demasiado silenciosa.—¿Steven? ¿Blair? —preguntó, y cuando no obtuvo respuesta, pensó que quizás habían ido a hacer ejercicios a alguna de las otras salas.Sin embargo, para asegurarse, empujó la puerta
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