PAPÁ AL RESCATE. CAPÍTULO 86. Estamos aquí para ayudar.
—¡Mire señor… oficial! —escupió Barri con sorna.—¡Detective!—Señor detective —siseó con tono desafiante—. ¡Usted puede ir a donde le dé la gana! ¡Tráguese toda la cafetería si quiere, pero le aseguro que no voy a confesarle nada! ¡Es más quiero que vengan a tomarme mi declaración, porque quiero acusar al cabrón que me destrozó las rodillas! ¡Vanderwood va a tener que untarme un muy buen dinero si quiere que no lo denuncie por esto! —Por un momento el desprecio y la sensación de victoria se dibujaron en su rostro—. Ya ve… de una forma o de otra, saldré de este país con muchos millones.El detective respiró pesadamente, intentando controlarse al escuchar todo aquello, pero finalmente una sonrisa suave y comprensiva se fue esbozando en su cara.—Muy bien, me voy a comer entonces —dijo sacando sus esposas y colocándolas en la única mano que todavía Barri tenía libre, dejándolo bien sujeto a la baranda de metal de la cama.Salió de allí, cerrando con un portazo suave, y se dirigió a los
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