—¿Hablaras de una vez, hermano?— finalmente se impacientó, haciéndolo suspirar.—Cristal, ¿por qué no me consultaste respecto a tu viaje? ¡No puedes esperar que acepte que te vayas así como así!— la miró frustrado.—No es tu decisión, hablé con papá y él me lo permitió. Y no soy estúpida, sé cuidarme.— torció los labios. –Además, quise contártelo el mismo día que se lo conté a papá, pero no quisiste escuchar y me cortaste.— lo miró rencorosa, regocijándose por su mirada culpable.—De acuerdo, lo siento por eso. Estaba molesto, aún lo estoy.— se frotó la nuca. –Pero, Cristal… Eres muy joven para alejarte tanto de casa por tanto tiempo.— de repente su expresión cambió a una que dejaba notar su absoluta preocupación. –Y Sara me dijo que ni siquiera serás capaz de llamar todos los días. ¿Cómo esperas que esté bien con eso?— refunfuñó bufando.—Ivan, yo…— debo hacer esto, quiero ayudar a la causa de una especie sobre natural, me voy a otro país y amo a un hombre lobo. —Yo siento que esta
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