Tres años después―Señor, le juro, le juro que yo…―No te atrevas a mentirme en mi cara, odio los mentirosos, además de ser desleal y fraudulentos, destentó que me mientan en la maldita caraEl hombre seguir de rodillas, mientras Desmon lo observa con un gesto furibundo, uno que parecía dispuesto a terminar con su vidaa menos que hablara con la verdad, a menos que dijese quién había sido, y solo sin más aceptara su muerte, pero no que buscara excusasno, claro que no, demos no le gustaban aquellas cosas tan estúpidas, no le gustaba, el hecho de ser tratado como si no fuese más que un tontoél odiaba todo aquello, por lo que tomo al hombre del rostro y le dio una mirada frívola, mientras este lloraba y parecía estar a punto de pedir perdónpero al conectar sus ojos con los ojos de su jefe, comprendió que no valdría nada, más que decirle la verdad―Lo acepto, yo acepto que he pecado…―No soy un jodido cura, quiero la puta verdad, y más te vale que me la digas porque eso que he venido a
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