—Yo, acudo a ti, Hasan, porque no puedo darle una buena calidad de vida a Kelly. Antes de morir, Candace me pidió que la cuidara y creo que lo mejor es venir hasta aquí y decirle que ella es su hija. Una nena no puede crecer sin saber quién es su padre, ya no puedo tenerla. Me duele el corazón al hacer esto, pero le pido con el alma que la cuide y que asuma su papel como padre —le pidió con lágrimas en los ojos. —¿Me la estás dando? —Sus papeles están en regla, hágalo por Candace, por Kelly, mírela, es un angelito —expresó. Inevitablemente miró hacia la nena y se perdió en sus grandes ojos celestes. Sintió como un nudo se apretaba en su garganta y se conmovió tanto, que comenzó a derramar lágrimas. Avergonzado se tapó la cara. Marylin se mantenía en su lugar. La nena, ajena a la situación.—Esto me toma por sorpresa, tengo un hijo, se llama Abdel y tiene cuatro meses, ahora una hija también —susurró. —Sé que todo esto lo toma por sorpresa, lo siento mucho. —No, no tienes la culp
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