—Me imagino que usted habla así porque ha de tener experiencia en cuidar niños; ¿cuántos niños tuvo?— preguntó Mavis. — Nunca me he casado mi señora, es más hasta hace poco era alérgico a los niños, pero Jeremiah mi sobrino nieto,— dijo Joseph divertido— hizo que reconsiderara mi actitud hostil y ahora los tolero un poco más. De inmediato surgió entre ellos una cálida camaradería, y las conversaciones giraron en torno a niños y matrimonios fallidos. — ¡Usted sí que tiene cara de haber tenido una larga vida matrimonial, con un buen número de chicos!— dijo Joseph Craven. — ¡Oh no!— respondió ella, matrimonio cero, hijos dos, nunca me casé, a los diecinueve conocí a un granuja que me prometió villas y castillos, pero sólo me dejó dos niños, Rosemary y Peter, me han dado muchas alegrías, pero fácil no fué, pase bastante vicisitudes para criarlos, pero me salieron buenos. — ¿El padre de sus hijos, no se ocupó de ayudarle?— preguntó con cautela Joseph— disculpe por mi indiscreción. —
Leer más