Lúcia.— Por favor, firme los papeles, por favor. Empezaremos a preparar a su padre. — dice el médico mirando a Lúcia.Una sensación de desesperación se apodera de Lúcia mientras observa al médico frente a ella. Apenas unos minutos atrás, estaba conversando con su padre, y ahora, él se ha ido, dejándola atónita e impotente ante la crueldad del destino.Ella seca sus lágrimas, pero continúan fluyendo obstinadamente. Lúcia intenta reponerse, respirando profundamente, mientras la dolorosa opresión en su pecho parece insostenible. Toma la pluma y firma los documentos, aceptando la dolorosa realidad que la rodea.Ahora, de hecho, Lúcia es la única heredera de la familia Ryland, y todo en su vida cambia a partir de ese momento. Se siente como un barco a la deriva, sin el timonel que la guiaba con sabiduría y firmeza.Lúcia se aleja del médico, con el corazón tan pesado como el plomo. Más tarde, cuando el cuerpo de su padre esté listo, será el entierro, un momento que nunca imaginó enfrentar
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