En ese preciso momento, un grito repentino rompió el silencio: —...¡María, cuidado!Me sobresalté, y antes de que pudiera voltear, Patricio reaccionó más rápido, arrastrándome hacia su otro lado. Al mismo tiempo, vi una sombra negra lanzarse hacia Patricio, empuñando un cuchillo. Grité alarmada: —¡Patricio!... ¡el cuchillo...!Patricio esquivó el ataque y empezó a luchar contra aquel hombre. Grité, aterrorizada, incapaz de creer lo que sucedía ante mis ojos. Los guardias de seguridad del restaurante cercano también comenzaron a correr hacia nosotros.Pero en ese momento, el hombre de negro pareció hacer un último esfuerzo desesperado. Atacó a Patricio con furia, pero él, ágilmente, lo esquivó. Para mi sorpresa, el agresor cambió de dirección y se lanzó hacia mí a una velocidad increíble, impidiéndome esquivarlo.De repente, una figura me jaló con fuerza hacia sí, probablemente por la inercia, su cuerpo se inclinó hacia adelante.Luego, vi su cuerpo tensarse por un instante. Al segundo
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