Estaba a punto de voltear y marcharme, pero Sonia me llamó: —...María, ... ¿puedo ir contigo?En ese momento, me quedé sin palabras. Levanté la vista hacia Patricio, cuyos ojos brillaban con un destello suave. Miré a Sonia y le pregunté: —¿Ya lo decidió?Ella asintió con fuerza, respondiendo: —¡Sí! ¡Iré contigo!—...¡Mamá!— Hernán estaba atónito. Su propia madre eligió irse conmigo en ese momento, dejándolo en una situación incómoda.Todos los policías presentes miraban la escena boquiabiertos. Algunos entendían la relación entre nosotros, y estaban absolutamente asombrados.Me di la vuelta para apoyarla, y ella agarró mi mano con un temblor incesante. Pensé en confirmar si realmente quería irse conmigo, pero en ese momento, me guardé las palabras.Al llegar al vestíbulo, Sofía estaba allí. Al vernos, se acercó furiosa, señalando a Sonia y preguntó airadamente: —¿Has perdido la cabeza? ¿Irte con ella? Sonia, si te vas con ella hoy, ¡olvida volver a la familia Cintas!Miré a Hernán con
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