Ximena, con lágrimas que brotaban de sus ojos, preguntó incrédula: —¿Nicolás, eres tú de verdad?No podía creer que su hijo pudiera aparecer ante ella, sano y salvo.Recordaba claramente que Nicolás había caído desde una gran altura...—Mamá—Nicolás, con su rostro apuesto, mostró una expresión de resignación. —¿Qué estás diciendo? Si no soy yo, ¿quién más podría ser?Tras recibir una confirmación, Ximena se apresuró a secar sus lágrimas.—No es nada, Nicolás, solo era mamá diciendo tonterías, ya voy hacia allí.—Ven rápido, mamá.Ximena asintió firmemente y comenzó a caminar hacia Nicolás.Pero después de un rato, se dio cuenta de que no importaba cuánto caminara, nunca llegaba a donde estaba Nicolás.Ximena levantó la cabeza, aterrada—Nicolás...—Mamá, eres muy lenta, ¡apúrate, apúrate!Ximena tomó una profunda respiración y corrió hacia donde estaba Nicolás.Pero cuanto más avanzaba, más lejana parecía la figura de Nicolás.—Mamá...—Nicolás, con sus ojos oscuros llenos de decepción,
Leer más